Muchas temporadas y muchos goles después ha dejado de ser eterno. Julio Salinas, ese futbolista de goles imposibles y errores pueriles ha consumado su despido. Han sido veinte años como profesional y una carrera cosida con un buen puñado de títulos y muchas cosas interesantes. Deportivo Alavés ha sido su última estación y el fútbol playa la excusa perfecta que buscaba uno de los abanderados del clementismo para seguir cerca de un objeto esférico sin el que no puede vivir. " A sus 38 años de edad decide retirarse y ficha usted por un equipo de fútbol playa. Podría decirse que Salinas no puede vivir sin el balón.
" Después de veinte años como profesional está claro que todo tiene un principio y un final. Acabar tu carrera siempre te produce una sensación extraña, un vacío y el gusanillo siempre te pica. Cuando me llamaron para jugar al fútbol playa no me lo pensé. Es una oportunidad para seguir haciendo lo que a uno le gusta y en un ambiente veraniego, sin presión.
" Sintetizar su carrera es una misión imposible. ¿Se atreve a
intentarlo?.
" Yo al fútbol se lo debo todo. Me ha dado la oportunidad de
conocer países, costumbres y hacer amigos. La experiencia ha sido
impresionante. Me quedo con eso.
" Y se supone que también se queda con los títulos.
"Evidentemente, aunque de forma muy especial el campeonato de Liga
que logré con el Athletic. Yo era un crio y ganar aquella Liga
parecía imposible. Al final, lograrlo fue impresionante.
Evidentemente la Copa de Europa con el Barça también fue algo
extraordinario.
" ¿Qué opinión le merece la actuación de España en la
Eurocopa?
" Es complicado, durante la primera fase no jugó a un buen nivel y
pasó muchos apuros para clasificarse compitiendo en un grupo
asequible. Lo logró con algo de suerte, aunque después, ante
Francia, creo que pudo verse el nivel de España. Jugó un gran
partido ante el campeón del mundo y falló un penalti en el último
minuto. Ocurrió lo de otras veces, que damos la talla y perdemos.
No se exactamente a que atribuirlo, pero no tenemos la suerte que
por ejemplo tienen los italianos. Es lo que nos falta.