Susana Sevillano Arévalo (Barcelona, 10-09-1984) viaja hoy a Londres. La fisioterapeuta residente en Sant Antoni forma parte de la expedición española a los Juegos Paralímpicos, una nueva aventura para una profesional que ya ha echado un cable a deportistas de elite como la nadadora Mireia Belmonte, doble medallista en los Juegos Olímpicos.
—¿Cómo le ha surgido esta posibilidad de ir a los Juegos?
—Yo había nadado toda la vida en un club en el que había un entrenador paralímpico. Como ‘fisio' ya he estado tratando a deportistas de elite desde hace tres años y he ido a Campeonatos de Europa, por ejemplo. Voy como miembro del servicio médico del Comité Paralímpico, centrándome un poco más en los nadadores porque llevo tres años con ellos y les conozco mejor.
—Mireia Belmonte es una de sus ‘clientes'.
—Sí. Durante toda la temporada estuve con ella en la concentración de la selección nacional y con su grupo de entrenamiento. He estado en diversos periodos con ella. Justo mes y medio antes de irse a los Juegos estábamos en Sierra Nevada preparándola bien.
—¿Siente que le pertenece a usted parte de sus medallas?
—Cuando las logró sentí una alegría espectacular. Ella mismo dijo que la medalla se tiene que dividir en mil pedacitos. Cuando lo dije, sentí que uno era mío. Yo, mes y medio antes, la veía espectacular y le dije que la iba a llamar y ella iba a llorar. Cuando ganó las medallas, la llamé. Me daba igual la factura. Le dije: ‘Os lo merecéis'. Me contestó: ‘Nos lo merecemos'.
—¿Qué parte de responsabilidad tiene un fisioterapeuta en los éxitos o fracasos de un deportista?
—Nos implicamos mucho con ellos. Aportamos nuestro granito tanto en la condición física y muscular como en la psicológica. Muchas veces, cuando pasan por la camilla, les damos ánimos.
—Qué opciones hay para los españoles en estos Juegos?
—El equipo paralímpico español es de los más fuertes a nivel mundial, sobre todo en natación. Tenemos siete u ocho récords del mundo y 12 de nuestros nadadores ya fueron medallistas en los Juegos anteriores. Hay grandes esperanzas depositadas en ellos.
—¿Deberían dar medallas a los ‘fisios'?
—Nos deberían dar alguna recompensa. Los entrenadores y los deportistas reciben una compensación económica. Nosotros nos llevamos un premio emocional.
—¿Hablará bien de la Isla por Londres?
—Claro. De hecho, todo el equipo se quiere venir cuando acabemos, después de los dos días de actos diplomáticos que deberemos pasar en Madrid a nuestro regreso.