El tenista mallorquín Rafael Nadal rubricó un gran partido en el Rod Laver Arena de Melbourne para deshacerse en tres sets (6-4, 7-6 (7), 6-4) del canadiense Milos Raonic, y obtener así su pasaporte para las semifinales del Abierto de Australia, primer Grand Slam del año.
El manacorí, quien luchará por un puesto en la gran final con el búlgaro Grigor Dimitrov, recobró su mejor nivel en la primera manga, y se mantuvo firme contra la adversidad en la segunda, para evitar la remontada de su oponente, llevando a la desesperación al canadiense, actual número tres del mundo, quien llegó a desperdiciar hasta seis bolas de set.
Finalmente el tercer set, también muy disputado en los primeros compases, cayó del lado de Nadal, inspirado tanto de derecha como de revés, así como en el resto, adjudicándose los dos últimos juegos en blanco.
Su actuación recordó al gran campeón que es, con catorce Grand Slam en su haber, y brilló llevando la iniciativa y también remando contracorriente en momentos de dificultad, logrando mantener su saque intacto.
Sobre la pista central, el balear celebró con rabia su victoria, conseguida un día antes de que se cumplan veinte años de la final disputada entre el también mallorquín Carlos Moyá –actual miembro del equipo técnico de Nadal– y el norteamericano Pete Sampras.