Ubicado en el centro del pueblo de Jesús desde 1965, Bon Lloc es uno de esos restaurantes que forman parte de la memoria colectiva de Ibiza. Un lugar de toda la vida, donde generaciones han compartido sobremesas, celebraciones y momentos cotidianos alrededor de una mesa.
Durante más de medio siglo, Bon Lloc ha sido testigo del paso del tiempo sin perder su esencia. Pero en 2023, con una nueva dirección al frente, el restaurante comenzó una nueva etapa: una reforma estética, sí, pero también conceptual. El objetivo: mantener el alma de siempre, actualizando lo necesario para responder a los hábitos y deseos de hoy.
El resultado es un espacio renovado pero familiar, que respira autenticidad en cada detalle.
Un restaurante que no solo conserva su historia, sino que la usa como base para seguir creciendo.
Cocina con raíces, pero con mirada actual
La carta de Bon Lloc se basa en una cocina honesta, mediterránea, que valora el producto local y la preparación cuidada. Aquí no hay fórmulas pretenciosas: hay platos que emocionan desde la sencillez y el equilibrio.
La propuesta abarca desde tapas clásicas para compartir, como las croquetas caseras, las empanadas, el jamón ibérico o las famosas anchoas del Cantábrico, hasta platos más elaborados, como el solomillo de ternera, los arroces, las carnes a la brasa o el salmón con salsa de cava.
Uno de los grandes éxitos es su menú del día, que cambia cada semana y mantiene siempre una excelente relación calidad-precio. También destacan opciones veganas, un menú infantil pensado para facilitar las comidas en familia y una selección de postres donde la tarta de queso y la de zanahoria se han ganado un lugar especial en la memoria de los comensales.
Más que un restaurante: un lugar vivo
Bon Lloc no es solo un sitio para comer bien. Se ha convertido en un punto de encuentro para quienes viven en Jesús, para quienes visitan la isla en busca de experiencias auténticas y para quienes aprecian los espacios que se sienten como en casa.
Durante el día, el restaurante ofrece desayunos completos, comidas al sol en la terraza y menús diarios. Pero al caer la tarde, el ambiente se transforma: tardeos con cócteles, música en directo, y las ya célebres noches de bingo, que han conquistado al público local con su mezcla de humor, premios inesperados y una atmósfera familiar y divertida.
Estas noches temáticas no son solo entretenimiento, sino también una forma de construir comunidad. El restaurante ha apostado por recuperar el valor del encuentro presencial y ofrecer un plan diferente, sin caer en artificios ni perder su esencia.
Un espacio pensado para quedarse
Uno de los elementos que más destacan de la nueva etapa de Bon Lloc es el diseño del espacio. La reforma ha aportado luz, calidez y coherencia estética. Madera natural, blanco ibicenco, plantas y pequeños guiños al pasado componen una atmósfera acogedora, relajada y elegante sin excesos.
El interior cuenta con varios salones y dos chimeneas que en invierno aportan un encanto especial, mientras que la terraza techada y amplia permite disfrutar del aire libre durante todo el año. Ya sea para una comida informal, una cena romántica o una celebración privada, el espacio se adapta a cada ocasión con naturalidad.
Un equipo que marca la diferencia
Si algo distingue a Bon Lloc, además de su propuesta gastronómica, es el trato cercano y profesional de su equipo. El personal transmite la sensación de que cada cliente importa, de verdad. Muchos visitantes repiten por cómo fueron recibidos. Otros llegan por recomendación. Todos se quedan con la sensación de haber sido cuidados.
Desde el saludo en la entrada hasta el último café, la experiencia está pensada para que todo fluya. El ambiente es relajado, pero siempre atento. Y detrás de esa naturalidad hay un equipo comprometido con ofrecer un servicio de calidad, adaptado a cada persona.
Lo de siempre, con algo nuevo
Bon Lloc ha sabido renovarse sin perder su esencia. Su gran virtud es precisamente esa: haber entendido que la tradición no está reñida con la evolución.
Que se puede ser un clásico sin dejar de proponer. Que los lugares con alma siguen siendo necesarios, especialmente en una isla como Ibiza, donde lo auténtico cada vez se valora más.
Abierto todo el año, Bon Lloc es el tipo de restaurante que no necesita anunciarse a gritos.
Su mejor publicidad son sus clientes. Los de siempre y los nuevos. Los que vuelven cada semana y los que descubren, por casualidad, que en Jesús hay un sitio donde las cosas se hacen con cariño.