El Bar Anita, popularmente conocido como Ca n’Anneta, es una visita indispensable para los turistas que quieran sentir cómo era la Ibiza auténtica y un punto de encuentro para los residentes que se quieren alejar de las aglomeraciones y respirar el encanto de los pueblos ibicencos. En este pequeño restaurante de Sant Carles siempre hay gente de diferentes nacionalidades atraídas por la tradición local y el ambiente relajado. Es curioso cómo se mezclan tantas culturas en un solo sitio.
Desde su terraza se contemplan las bellas líneas arquitectónicas de la iglesia del pueblo, mientras que en el interior queda a la vista los rasgos característicos de las casas payesas que crean una mayor sensación de confort. Su servicio atento y familiar y la variedad de comida casera hacen que uno se sienta como en casa. Los montaditos son el plato más reclamado, pero en su carta también destacan las tapas caseras, como la frita de pulpo, boquerones, tortillas, sardinas y gambas. También hay sabrosas carnes y pescados frescos, hamburguesas, pizzas y platos de desayuno. Como no podía ser de otra manera, en Ca n’Anneta el producto local y de temporada es vital, por lo que en función del día ofrecen diferentes sugerencias gastronómicas.
Aunque si por algo es conocido este bar, es por sus hierbas ibicencas, de cosecha propia y de elaboración artesanal. Es una opción idónea para acompañar con alguno de sus postres típicos como la greixonera, el flaó o alguna de sus variadas tartas. Todo lo que encontramos en Ca n’Anneta es 100% casero y a cualquier hora que vayamos, podemos comer.
Fundado en 1876, ha recibido a viajeros de todo el mundo y recibió el premio Ramón Llul en 2006 por representar el espíritu acogedor de los ibicencos. Los tiempos cambian, pero sigue habiendo sitios que mantienen esa esencia ibicenca real.