Uno de los miembros del público que ha asistido este lunes al inicio del juicio del caso Nóos se ha quejado de la «seguridad excesiva» dentro de la sala de vistas, en la que se encuentran la infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarin,
Javier Vives, estudiante de Comunicación de 24 años, ha decidido abandonar la sala, donde se celebra la vista oral del procedimiento abreviado, a sabiendas de que por medidas de seguridad no puede volver a entrar porque no se sentía «cómodo» dentro.
«Había muchísima Policía por todas partes, desde mi punto de vista una seguridad excesiva. Hacía un calor asfixiante dentro y he tenido que abandonar la sala», ha narrado Javier.
Vives se ha quejado de que las medidas de seguridad eran especialmente incisivas con el público y no con el resto de asistentes a la sala: acusados, abogados y prensa en general.
Ha señalado que para ir al baño debían hacerlo acompañados de un policía y no se les dejaba beber agua, y al momento del receso el público solo ha podido salir hasta el pasillo.
«No me sentía cómodo», ha apuntado el estudiante, quien ha aprovechado la experiencia para observar y tomar notas, en especial de los 18 acusados, entre ellos la hermana del Rey y Urdangarin, así como de la prensa.
Vives, que ha calificado esta oportunidad como «buena», ha asegurado que, no obstante, no volvería a asistir como público a un juicio de similares características.
Un centenar de personas viven la jornada de apertura del juicio del caso Nóos en la sala de vistas, de unos 200 metros cuadrados.
Entre éstas las tres magistradas, el secretario judicial con los 18 acusados delante, 18 abogados defensores, nueve letrados en el bando de las acusaciones, 38 personas en el público y 15 periodistas.