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Un testigo mintió sobre dónde estaba Malén para cobrar una recompensa

Acabó confesando a la Guardia Civil que estaba en el paro y necesitaba dinero

Submarinistas de los GEAS de la Guardia Civil registran un lago de un campo de golf tras las declaraciones del testigo, que resultaron ser falsas. | Michel's

| Calvià |

El descomunal sumario del caso de Malén Ortiz, cuyo contenido fue adelantado el domingo en exclusiva por Ultima Hora, desvela un importante detalle desconocido hasta la fecha. Uno de los testigos que sostuvo que sabía dónde estaba la menor, y cuyas declaraciones provocaron que los agentes peinaran determinadas, zonas acabó confesando que se había inventado toda la historia para cobrar 10.000 euros de una recompensa que se ofrecía.

Se trata de un varón de nacionalidad española vecino de Manacor, que cuando realizó aquella confesión tenía 52 años. El hombre, un jueves, llamó a la Comandancia de la Guardia Civil, en la palmesana calle de Manuel Azaña, y de forma muy misteriosa explicó que tenía «información clave» del caso de Malén.

Los agentes hablaron largo y tendido con él y finalmente señaló que la menor estaba «en un pozo, en un campo de golf» en un lugar próximo a donde fue vista por última vez, entre Magaluf y Son Ferrer. Sin embargo, se mostró reacio a facilitar más información de la estrictamente necesaria hasta que no cobrara una recompensa que se había ofrecido de forma pública, y que ascendía a 10.000 euros.

Inmediatamente, con los datos facilitados por el individuo, se montó un operativo de búsqueda en el que participó la Policía Judicial, patrullas de Calvià y los submarinistas del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS). El pozo que había señalado y todos los alrededores fueron peinados, sin resultado alguno, durante horas. Tenía cierto conocimiento de la zona, y los puntos que había señalado existían, pero no se encontró ni rastro de la menor desaparecida.

Días después, los agentes volvieron a contactar con él y en esa ocasión, ya con sospechas, le presionaron porque pensaban que estaba mintiendo. El hombre, al final, acabó hundiéndose y reconoció que se había inventado todo el relato porque quería cobrar la recompensa. Y se justificó: «Es que estoy en el paro y necesito dinero».

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