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Antonio Isasi: «La emoción no me cabía en el cuerpo»

Antonio Isasi Isasmendi, ganador del Goya de Honor, reconoció estar «obnubilado» durante la gala del pasado sábado

Antonio Isasi Isasmendi reside en Eivissa desde 1988, cuando se retiró del cine.

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«Durante diez años nadie se ha acordado de mí, y de pronto, en este último año no han parado los reconocimientos hacia mi cine, que culmina con este Goya que me tiene un poco abrumado». Con estas palabras, el director de cine Antonio Isasi Isasmedi resumió para Ultima Hora Ibiza y Formentera el efecto emocional y la grata sorpresa que sintió el pasado sábado en Barcelona al recibir el Goya de Honor de la Academia de Cine de España por toda su trayectoria profesional. «La emoción no me cabía en el cuerpo, me desbordó; parecía que andaba en una nube muy densa que me llegaba hasta el cuello».

Retirado en su refugio ibicenco desde que colgó los trastos cinematográficos, el director de «El perro» no acaba de entender la causa de la cadena de homenajes y reconocimientos que le han caído encima, uno tras otro, a lo largo de todo un año. «Es que ha sido muy curioso. Llevo 12 años sin rodar y viviendo una vida tranquila aquí en la isla, y cuando menos lo esperaba ya empieza todo el mundo a acordarse de mi: el festival de Málaga, el de Valencia, el premio de los directores, el de la filmoteca de Madrid y, como guinda, el Goya». La intensidad de la vivencia del sábado, le impide a Isasi ser crítico con algunos aspectos de la ceremonia, comentado por los medios de comunicación, tal fue la poca profesionalidad de la presentadora del acto, Antonia San Juan. «Como estaba obnubilado, no puedo hacer un juicio objetivo. Estando allí dentro las cosas eran de otra manera de cómo se vio a través de televisión. En mi caso, no tengo ninguna queja; al contrario, todos me llevaron en volandas, empezando por la directora de la Academia, Aitana Sánchez Gijón».

Rechaza Antonio Isasi la explicación de «justicia histórica» a la hora del reconocimiento tardío de sus películas. «Hombre, no sé; decirlo yo entrañaría un poco de vanidad, y no la quiero tener». Y recordó cuando el pasado año en el Festival de Málaga y en su universidad, donde dio alguna clase de cine para la ocasión, «se quedaron todos sorprendidos de que en los años 50 yo hiciera ese tipo de cine». «Fueron películas que se vieron muy poco porque no tenían mucha difusión; los americanos cerraban todos los circuitos para poner sus cosas aquí y a nosotros no nos dejaban salir afuera», añadió. Un tipo de cine «con cierta inquietud, que tenía un valor técnico, de conocimiento del oficio y con cierto relieve».

Películas muy alejadas (como recordó durante la gala de los Goya) de las españoladas típicas y tópicas de la época. «Era una cosa muy hiriente entonces, cuando te preguntaban si estabas haciendo otra españolada. Eso hacia mucho daño». Por tal motivo, Isasi quiso dedicar su premio a la generación de directores que tuvieron que hacer frente a tantos problemas para defender su vocación. «Visto desde ahora creo que fue una generación que hizo un cine bastante digno para las condiciones en las que trabajábamos. Es que no había nada, ni vídeo para estudiar la película, ni escuela de cine, hasta la película era inflamable y podía provocar un accidente».

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