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Las tablas de José Luis López Vázquez

El popular actor protagonizó ayer «La raya del pelo de William Holden» junto a Ana Torrent y Manuel Galiana en Can Ventosa

El texto de José Sanchís cuenta una relación muy especial entre los personajes. Foto: K.T.

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La sala polivalente de Can Ventosa presentó ayer un lleno total para asistir a la representación de «La raya del pelo de William Holden», de Sanchís Sinisterra, interpretada por José Luis López Vázquez, Ana Torrent y Manuel Galiana, que hoy cierra en Palma una larga gira de éxito por todo el Estado, que volverá a la carretera tras el verano. La dirección es de Daniel Bohr y la producción de esta comedia romántica de José Manuel Garrido.

Esta era la primera vez que el veterano actor actuaba en la isla en una obra de teatro; pero conocía Eivissa por visitas particulares y por una experiencia cinematográfica. «Estuve aquí en el año 65, creo, rodando una comedia de José María Forqué. Fue una experiencia muy agradable y lo pasamos muy bien. Rodábamos por toda la isla, pero vivíamos en Punta Arabí. Todo el equipo era una gente encantadora; recuerdo con verdadera añoranza aquella época», explicó ayer a Ultima Hora Ibiza y Formentera .

Con más de doscientas películas a sus espaldas, en las que ha dado vida a casi trescientos personajes, López Vázquez no pierde la ilusión por el trabajo. «Los ánimos no se pierden nunca; es una pasión muy grande la que sentimos por el arte interpretativo, ya sea cine o teatro, y cualquier que sea el medio en el que uno se manifiesta, tanto la dirección, la fotografía, la puesta en escena... Cualquier ejercicio basta para estar siempre arrebatado y dispuesto a hacer algo creativo, mágico, que se salga de lo corriente y que entretenga, guste, divierta y solace», comentó el actor.

En cuanto al medio que prefiere, su respuesta fue clara: «El cine, porque me distrae más, es más sosegado. El teatro es más claustrofóbico, y aunque procuramos evitarlo, solemos caer en la costumbre y en el amaneramiento, porque repites las cosas muchísimo; así que hay que intentar hacer cada día una función distinta, y eso cuesta trabajo».

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