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El festival muestra en su primera jornada el buen nivel de la producción de las Islas

Elektrozine cerrará esta noche esta abreviada edición con una selección de las mejores obras de su recorrido

Fernando Monge se dirigió a los asistentes antes de iniciar las proyecciones del «Panorama balear». Foto: VICENÇ FENOLLOSA

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El gran número de cortometrajes presentados a la sección «Panorama balear» del festival Elektrozine obligó a sus organizadores a un repentino cambio de horario. Así, poco después de las siete de la tarde de ayer (la programación establecía que sería a las ocho y media) se iniciaba la proyección en Can Ventosa con escaso público, aunque éste fluyó continuamente hacia la sala hasta lograr una buena entrada a lo largo de la sesión.

Fernando Monge, director del festival, se dirigió brevemente a los asistentes para explicar los cambios del certamen (convertido ahora en bianual), recordando además que el personal que se ocupa del certamen es enteramente voluntario. Asimismo, el director de Elektrozine mostró su satisfacción por el gran número de cortos de este «Panorama» (veinte en total) y, al mismo tiempo, alabó su «alta calidad».

Aunque al cierre de esta edición aún faltaba por exhibirse una buena parte del programa previsto, en los primeros compases de la proyección se pudo comprobar en vivo que la afirmación de Monge no era gratuita, puesto que, efectivamente, el nivel de esta sección ha aumentado su nivel en gran medida desde el inicio de la historia del certamen ibicenco. Abrió la velada «Noches blancas», un esteticista relato rodado en Barcelona por Joan Carles Martorell y Francesc Felipe en el que se desmenuzan los recuerdos, de un modo críptico, de una mujer. Juegos de cine dentro del cine y de pantalla dividida (un estilo que regresa y que utilizan realizadores de la talla de Salvatores o Figgis) que dieron paso a «Que et folli un peix», de Luis Horta Pau, que subrayó un poco más el uso del recurso de dividir la acción en la pantalla.

Aunque de entre los primeros 'cortos' exhibidos tal vez habría que destacar el ejercicio conceptual de «Caracol Llum, caracol Rayito y el otro amiguito», un título tal vez demasiado festivo para una obra cercana a la abstracción pero resuelta con altas dosis de originalidad. Lástima que sus responsables, Escargot Productions, optaran por un acompañamiento musical demasiado evidente, por lo popular de las piezas de la película «Amelie», lo que lastró ligeramente toda la carga de su discurso, hermoso y por momentos inquietante. El festival continuará esta tarde a partir de las 20'30 horas también en Can Ventosa y con entrada gratuita con una selección de los mejores cortometrajes (algunos premiados, otros no) exhibidos por Elektrozine a lo largo de su historia.

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