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Celedonio Perellón crea un universo erótico para ilustrar «El Decameron»

120 grabados y 1.000 dibujos acompañan la edición de lujo de esta obra clásica

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Camilo José Cela definió su pintura como «la vida misma sumergida en una hierática y también emocionada aura de poesía» y la crítica lo ha calificado como «el pintor de desnudos más relevante del país». Ahora, Celedonio Perellón (Madrid, 1926) sintetiza estas cualidades para crear todo un universo de imágenes que sirven para ilustrar la que califica como «la obra de mi vida, la culminación de una obra dedicada a la ilustración». El artista, que se encontraba ayer en Palma visitando la exposición de su amigo Manuel Coronado en la galería Vanrell, está inmerso en la creación de las más de 1.000 ilustraciones y 120 aguafuertes que acompañaba este ambicioso proyecto editorial de Pamplona Liber Edicions: la publicación de la obra maestra de Bocaccio, «El Decameron», en una edición de lujo formada por diez volúmenes.

Admirador del autor italiano, Perellón explica que tras hablar con el editor, Juan José Izquierdo, no dudó que la obra que tenía que ilustrar era «El Decameron». Y es que, reconocido por las arquitecturas que crea entorno al cuerpo desnudo de la mujer y debido a la temática de la obra, erotismo y sensualidad al servicio del amor, «creo que soy la persona más adecuada para este proyecto», aunque «también estoy ilustrando el «Codex Calixtinus» de Santiago y, más adelante, ilustraré «El Quijote» en cuatro volúmenes».

De esta manera, el pintor acepta «el reto de ilustrar las 10 jornadas en las que está estructurado el libro». El original de Boccaccio está ambientado en la Florencia del siglo XIII, cuando fue asolada por la peste. Diez personajes huyen de la ciudad y buscan refugio en una casa. Durante 10 días, y para distraerse, cada uno de ellos cuenta un cuento siguiendo la temática, amorosa generalmente, que selecciona uno de ellos. La obra consta de diez volúmenes, uno por cada jornada, ilustrado con 12 grabados y unas 80 imágenes obtenidas a través de diversos procedimientos de grabado. Precisamente, Perellón explica que el hecho de que toda la obra esté ambientada en la Edad Media y que la temática de los cuentos sea la misma, el amor, «me decidieron a utilizar diferentes tipos de estampación (a la manera negra, al barniz blando, a la punta seca, al azúcar...) para romper la monotonía que podía suponer».

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