La segunda ponencia de las XXIV Jornades d'Arqueologia Feniciopúnica del Museu del Puig des Molins estuvo dedicada ayer a La broncística fenicia en el extremo occidental del Mediterráneo, impartida por Javier Jiménez Àvila, investigador del Instituto de Arqueología de Mérida. Y el tema para hoy será La joyería feniciopúnica: una valoración técnica y social, por Mª Luisa de la Bandera Romero, profesora de la Universidad de Sevilla.
En su exposición, el doctor Jiménez Àvila explicó que desde el siglo XIX se empezaron a conocer en la Península una serie de objetos de bronce de la Primera Edad del Hierro relacionado con el fenómeno de las colonizaciones que se fueron clasificaron en importaciones orientales, obras coloniales o imitaciones indígenas, «si bien eran conocidos como bronces tartésicos», precisó el ponente, añadiendo: «Del estudio de los bronces se desligan conclusiones similares a las de otras modalidades artesanales como la orfebrería, los marfiles, la cerámica, etc.»
Bronces que no se encontraban en lugares fenicios, sino en poblados y necrópolis indígenas. «Este fenómeno, que es común a la artesanía de lujo fenicia en el Mediterráneo, no debe atribuirse a una ausencia de estos bienes en el territorio fenicio, sino al distinto valor y uso funerario de que son objeto en los dos ámbitos culturales, fenicio e indígenas», explicó Jiménez Àvila, añadiendo: «La acumulación en las tumbas de objetos de lujo de distinta naturaleza será un rasgo diferenciador respecto de las más modestas sepulturas semitas». Huellas que contribuyen a comprender mejor la historia de aquella época.