La influencia que Frantisek Kupka tuvo en los inicios de la abstracción centra la primera exposición retrospectiva dedicada en España a este artista checo, que puede visitarse desde ayer en la Fundación Miró de Barcelona. La muestra, abierta al público hasta el 24 de enero, reúne un conjunto de casi 80 pinturas y dibujos, procedentes de la mayor colección del artista en el mundo, que se encuentra en el Museo de Arte Moderno de París, así como documentos del fondo de Pierre Brullé, gran experto en Kupka.
De origen checo, Frantisek Kupka (1871-1957) inició su carrera en la prestigiosa Escuela de Bellas Artes de Praga, donde se consagró a la pintura académica, pero más tarde, en Viena, comenzó a interesarse por la pintura simbolista y alegórica. Instalado en París en 1896, trabajó como ilustrador de prensa y de publicidad al tiempo que realizaba un acercamiento a las primeras vanguardias, como el fauvismo o el cubismo, si bien «manteniendo su personalidad e independencia», subrayó ayer la comisaria, Brigitte Leal. Su interés por el futurismo le llevó en 1910 a una progresiva abstracción centrada en el movimiento y el color.