El artista castellonense Manolo Fandos (Burriana, 1928) expresó hace poco más de nueve meses que le haría «mucha ilusión» exponer su último proyecto en s'Alamera. Ahora, su deseo se ha cumplido y la galería acogerá el próximo jueves día 13, a las 20 horas, la inauguración de la muestra El Quixot vist per Fandos. La exposición, que reúne medio centenar de creaciones, permanecerá abierta hasta el 4 de noviembre.
Fandos, que residió en la Isla entre 1967 y 1975, ha regresado para quedarse «ya para siempre, disfrutando de este paraíso y de los buenos amigos que tengo aquí», consideró el artista, que ha estado trabajando durante dos años en un ambicioso proyecto de ilustraciones para El Quijote. Su labor se ha concretado en 50 ilustraciones, algunas de ellas de gran tamaño.
El ilustrador considera que una serie sobre la obra magna de Cervantes es «de interés didáctico para los estudiantes, a quienes les encanta el cómic». En este sentido, Fandos apuntó que, «si vienen de los institutos, con la ayuda de los profesores para orientarles un poco de qué va el rollo, sería una forma maravillosa de introducirles en el libro».
Versátil
La trayectoria creativa de Fandos es bastante plural. Él mismo asegura que en pintura ha trabajado en diferentes estilos: Figurativo, expresionismo, impresionismo o abstracto. «En cuanto al dibujo, de siempre, cuando me cansaba de pintar me volcaba en el dibujo», explicaba el artista, que añadía: «Incluso, cuando estudiaba, me pagaba la carrera trabajando en los tebeos de Barcelona; siempre a pincel y tinta china».
Esta experiencia le otorgó un buen dominio del tema y, en este campo ha ilustrado, entre otros, el libro Afrodita, de Pierre Lotti, editado por Burriana. Además, el artista ha regresado recientemente a un registro que fue común en sus inicios pero que abandonó posteriormente, que es el retrato. Para volver a adentrarse en este terreno decidió dibujar un autorretrato.
Carles Guasch ha sido el encargado de comisariar la exposición y a actuar como representante del artista a la hora de negociar con la sala ya que, según reconoce el propio artista, «ahora estoy un poco ajeno a lo que se cuece en la Isla».
Regreso al paraíso particular
Cuando, en 1957, Manolo Fandos finalizó Bellas Artes se marchó a París. Pese a que Eivissa siempre estuvo en su mente como un lugar para el descanso, no fue hasta 1967 cuando decidió fijar aquí su residencia. En 1975, tras pasar aquí unos años viviendo de las ventas de su obra, se instaló en Barcelona. En la Ciudad Condal hizo oposiciones y se dedicó a la enseñanza hasta su jubilación. Hace poco decidió que quería establecer de nuevo su residencia en Eivissa, con el fin de disfrutar de los buenos amigos que conserva en la Isla y recuperar el espíritu que hizo que se enamorara de este lugar en 1953, cuando la visitó por primera vez.