Cristina Roldán Ripoll (Ibiza, 1994) es graduada en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid con un Máster en Comunicación, Moda y Asesoría de Imagen por el Instituto Superior de Diseño de Barcelona (ESDI). En la actualidad se dedica a la comunicación corporativa de diversas empresas. Esta joven ibicenca ha publicado su primera novela, Los pasos de Odette, en la que narra la vida de Odette, una joven de 26 años y con diversas titulaciones profesionales que necesita triunfar en la vida y conseguir objetivos de peso para sentirse bien. El sistema ha dictaminado que solo consiguen alcanzar la cima aquellos que estudian y se preparan para ello. Sin embargo, la experiencia de Odette la hace reflexionar y se apoya cada vez más en la idea de que solo con ‘enchufes' se consigue triunfar. Su familia, sus amigos y el amor cumplen en todos los momentos de su vida un papel fundamental, sus decisiones o las del sistema han hecho que sus pasos sean los de una coreografía marcada, como si de un baile se tratara.
En la contraportada del libro hay unas frases que ya nos anuncian el tono de la novela: «No leas este libro si crees que el sistema funciona, si no crees en la libertad de las personas, si te molesta la gente diferente de ti, si no crees en tus amigos, si crees que las mujeres somos inferiores, está escrito por una y quizá te dé un cortocircuito por ello. No dudes en llevarte este libro si eres joven y luchas por tus sueños porque reconocerás a Odette».
¿Cuál es el origen de la novela?, ¿Cuándo y por qué decidió escribirla?
—Siempre he tenido en la cabeza escribir un libro. Cuando me pasa algo lo primero que hago es coger el ordenador y me desahogo escribiendo. Pero nunca encontré ni el momento ni la ocasión hasta que durante el confinamiento me quedé encerrada en casa, como todo el mundo, y pensé que era el mejor momento para ponerme a escribir.
¿Cómo surgió el tema de la novela?
—Siempre había pensado en reflejar la situación de los jóvenes, que era complicada, y a medida que iba escribiendo se me iban ocurriendo ideas.
¿En cuánto tiempo la ha escrito y cómo ha sido su método para escribir?
—Lo escribí a lo largo de un mes y me puse como meta escribir de 10 a 20 páginas de Word cada día. Al principio me puse a escribir a ver hasta dónde llegaba y, al final, me di cuenta de que podía llegar a ser una novela de extensión muy larga y tenía que poner límites.
¿Cuál es el transfondo del libro?
—Es una queja social, un apoyo a los jóvenes formados, para mostrar la importancia que tenemos cuando nos hemos formado. El sistema tiene unas normas que nos dice lo que hay que hacer para lograr las cosas, sigues ese camino y te encuentras con una realidad que no es la que ansías cuando estás estudiando.
¿Es un libro autobiográfico? ¿Odette es su alter ego?
—No, pero sí es verdad que la formación y los años que tiene Odette son los que tengo yo y el libro tiene mucho de realidad. Puede ser una historia mía, de un amigo o un familiar. Creo que una primera novela es mejor escribirla sobre lo que se conoce. Tengo un poquito de todos los personajes y me identifico con las reflexiones de Odette, son muy parecidas a las que haría en la vida real.
El nombre de Odette no está elegido al azar, ¿qué significa?
—Odette quiere ser libre, pero ha seguido unos pasos marcados, como Odette, la protagonista del Lago de los cisnes, que sigue una coreografía muy marcada durante los actos, lo mismo que ella quiere ser un pájaro libre pero ha hecho todo lo que el sistema le ha dicho que tiene que hacer.
¿Qué personajes destacan, además del personaje de Odette, y qué representan?
—Samanta representa la visión más positiva, es quien te dice que tienes que ver el lado bueno de las cosas y seguir adelante. Eric es el ejemplo de un amor libre. Lara es una bailarina que no sabe qué camino tiene que seguir y, al final, lo deja todo para irse con una compañía de baile a Cuba. También destaca su familia, cada vez que tiene que tomar una decisión que la agobia es a quien acude. Además, la problemática LGTBI es tratada en el libro, y se refleja en Ada, que tiene que luchar por lo que quiere y justificarse cuando no hace daño a nadie. En resumen, son un poco los perfiles que encontramos en la sociedad y todos cumplen un papel fundamental.
¿Qué problemas laborales más usuales se encuentran los jóvenes de hoy en día?
—Los jóvenes nos estamos formando para poder llegar a ser algo en la vida y al final hay un mundo becario que nos baja la autoestima que hemos ido adquiriendo con la formación al aprobar exámenes y hacer prácticas. Cuando al final llegamos al mundo laboral tienes que ser un becario y no sabes hasta qué edad lo vas a ser y en la empresa no tienes la importancia y el valor que tendrías que tener.
¿Esta novela es un libro feminista?
—No es un libro feminista, pero sí que está a la orden del día. Yo, como mujer, tengo que recalcar, por desgracia, que está escrito por una mujer y que si no lo ves equitativo es mejor que no lo leas. También está editado por una mujer e ilustrado por otra mujer.
La novela está ilustrada por Irene Corbalán Melero y la editora es María Jesús Nafría Fernández, ¿Por qué cree que apostó por usted esta editora y, a la vez, por qué apostó usted por esta ilustradora tan joven?
—A la editora la conocí en un antiguo trabajo y al escribir la novela se lo conté y le encantó la idea de poder editar el libro. Irene es una diseñadora que conocí a través de una prima mía, que tiene 16 años. Yo tenía clara la idea de la portada que debía ser sencilla y ella captó justo lo que yo quería.
Por último, ¿cuáles son sus expectativas después de haber escrito la novela, respecto a las ventas y a la gente que pueda leerla?
—Este libro defiende a la juventud y lo puede leer todo el mundo, es una visión de algo que existe y está en el mundo real. Desde que publiqué la novela estoy alucinando; sabía que mis amigos y familiares la comprarían pero no que llegase a ser número uno en ventas en Amazon la primera semana.