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Taller Viñals, 35 años de honestidad

La familia Viñals al completo. | Daniel Espinosa

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Ramón Viñals lleva la profesión de chapa y pintura de coches metida en la sangre, pues toda su familia se dedicaba a esto (“Yo aprendí de mi padre, que era el mejor”, apunta). Después de muchos años trabajando en la Ford de Eivissa, su cuñado y él decidieron lanzarse a la aventura de montar su propio taller de chapa y pintura. Una idea de negocio para la que tuvieron que pedir préstamos e invertir 25.000 pesetas cada uno en el alquiler de la nave donde montaron el taller. De esto hace ya 36 años. Hace 15 años, Ramón Viñals compró la nave y continuó el negocio en solitario.

“El primer año fue duro porque empezamos completamente de cero. Alquilamos la nave; no daba para hacer muchas inversiones en herramientas y maquinaria por lo que tuvimos que pedir préstamos. Mi cuñado se encargaba de la mecánica en la Ford y yo de la chapa y pensábamos que por qué no montar nuestro negocio”, explica Viñals, quien asegura que “había gente que desde el principio no dudó en ir al taller Ramón Viñals porque ya nos conocían de nuestra etapa trabajando en Ford. De hecho, ahora mismo tenemos clientes que vienen desde el primer día que abrimos”.

Precisamente, Ramón y su familia han visto pasar y crecer familias enteras: “Padres que venían con sus hijos que eran pequeños y ahora los hijos vienen también y, sobre todo, viene mucha gente recomendada por otra gente y esto es lo más importante para nosotros”.

Y es que la recomendación de clientes que han tenido una buena experiencia es una de las claves del éxito de este negocio durante sus 35 años de existencia, pero a esto hay que sumar dos elementos muy importantes: una reparación bien hecha y, sobre todo, honestidad en los presupuestos y en el día a día. “Somos honestos con las facturas y a veces hacemos un presupuesto de 15 y bajamos a 12, y eso no se suele hacer aquí en la isla. Hay que ser honestos, trabajar bien y ser amables y respetuosos con la gente, porque problemas y malos días tenemos todos. Aquí han venido clientes que se han quejado de que en otros sitios les han presentado un presupuesto que luego a la hora de pagar no era así. Nosotros cuando nos hemos encontrado con alguna reparación de interior, por ejemplo, lo hemos dicho y a veces ni la hemos cobrado”, explica el dueño de este taller, quien asegura que gracias a este trato cercano y amable “muchos de mis clientes son amigos”.

Un ejemplo de lo consolidado que está el Taller Ramón Viñals en Eivissa es que empezaron trabajando con cuatro coches a la semana y, en la actualidad, asumen una veintena en el mismo tiempo. “Estamos muy contentos de haber cumplido 35 años y que la gente siga confiando en nosotros. Estamos siempre a tope de trabajo. Durante los años de crisis nos hemos mantenido”, destaca Ramón, quien recuerda que en todos estos años de trabajo no han tenido ni una denuncia “y esto es muy complicado encontrarlo en Eivissa”.

Durante estos años también han tenido la oportunidad de trabajar con casas de alquiler de coches: “Hemos tenido un par de casas de alquiler de coches, pero es complicado porque tienen muchos vehículos y lo quieren todo al día y yo no puedo dejar a mis clientes de cada día por un rent a car cuando luego otro taller les baja un euro y te dejan colgado sin dar ninguna explicación”, asegura Ramón Viñals.

FAMILIA Y FUTURO. El Taller Ramón Viñals es una empresa familiar, pues Ramón está al frente del negocio con sus dos hijos, Daniel de 33 años y Esteban de 31, y su esposa, que les ayuda a veces en otras tareas.

Ramón tiene claro que el futuro de la empresa pasa por sus dos hijos: “Uno se dedica a la chapa y otro a la pintura. Cuando eran pequeños venían al taller y lo típico, cogían el martillo y decían que querían ser como yo y así empezaron a interesarse por el negocio. La verdad es que confío mucho en ellos y poco a poco yo me voy desvinculando de la empresa. Son chicos muy majos y a los que la gente quiere mucho”, explica Ramón, que tiene 63 años y en dos piensa jubilarse después de toda una vida trabajando en el sector. “Sé que los primeros años serán duros para ellos al frente de todo, pero yo les ayudaré en todo lo que haga falta. Eso que no lo duden”, precisa.

INNOVACIÓN. Uno de los aspectos que más caracteriza a este taller es que siempre están al día de las últimas novedades de su sector: “Estamos siempre innovando, poniendo los mejores materiales, trabajamos con pintura al agua incluso antes de que fuera obligatoria, tenemos un horno de pintura para el secado y hacemos siempre la recogida de residuos para que no haya contaminación en el medio ambiente”, apunta el propietario del negocio.

Uno de los problemas que ha existido siempre en este sector y que este taller ha padecido es el intrusismo, es decir, aquellos que sin estar dados de alta ofrecen reparaciones de coches. “Aparte de que no pagan impuestos, tiran los residuos donde les va bien y esto contamina el medio ambiente. Lo realmente triste es que hay un montón. Cuando les pillan, desmontan el ‘chiringuito' y al cabo de cuatro días vuelven a hacer la actividad ilegal. Además, cobran lo que quieren. A nosotros nos cuesta mucho pagar los impuestos cada tres meses. En la calle mismo ves que hay gente que se pone a reparar coches”, explica Ramón, quien asegura que “las administraciones hacen lo que pueden, pero el problema es que la gente que hace esta actividad ilegal es itinerante”.

Como experto en coches y en chapa y pintura, Ramón Viñals recomienda a la gente que reflexione antes de llevar su coche a un taller no autorizado: “El ilegal, no tiene ninguna garantía; no sabes qué tipo de piezas te está poniendo, no sabes lo que te durará la reparación”. Y añade: “Han venido coches que han sido reparados por personas que no son del oficio y lo notas enseguida, y luego a esa persona les toca pagar dos veces más de lo que hubiera costado inicialmente; se podrían haber evitado el disgusto”.

Entre sus planes de futuro se encuentra habilitar una mayor zona de aparcamiento para los coches: “El aparcamiento que tenemos es pequeño y, por esco, cuando trabajamos tenemos que controlar mucho los tiempos y las entregas de los vehículos. Había pensado a medio plazo que la parte de arriba del taller podría ser un aparcamiento”, concluye Ramón Viñals.

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