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Intervencionismo de la Administración

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En el devenir de la historia económica, podemos encontrar ejemplos en nuestros país y países de nuestro entorno de utilización de la fijación de precios máximos para “proteger” y hacer más accesibles productos de primera necesidad, especialmente, para las clases menos favorecidas; un último ejemplo, las mascarillas. Sin embargo, en una economía de libre mercado esta medida proteccionista puede desincentivar la oferta, de forma que las empresas consideren que el precio al que debe ofertarse respecto a los costes de producción no les compense.

Aun a riesgo de ser acusado de seguir las tesis liberales del insigne Milton Friedman, Premio Nobel de Economía, máximo exponente de la Escuela de Chicago y defensor acérrimo del libre mercado, quiero aprovechar esta tribuna para expresar mi opinión al respecto sobre esta excepcional medida.

Una de las medidas que ha tomado el Govern balear para facilitar el acceso de visitantes extranjeros en tiempos de pandemia, ha consistido en poner un tope al precio a las PCR y los test de antígenos. Mediante el DL 5/2021 de 7 de mayo, que modifica nuestra ley autonómica de salud, se han impuesto unos precios máximos para dichas pruebas: 75 euros para PCR y 30 euros para pruebas de antígenos, independientemente que los centros que las realizan sean públicos o privados.

Es fundamental que al tomar una decisión de estas características se sea muy escrupuloso. Que se analicen en profundidad las variables de mercado, los operadores, el modo en que interactúan, qué tipo de servicio se está ofreciendo y qué servicio se pretende ofrecer. Además, en este caso que nos ocupa, es necesario considerar una circunstancia más: cómo afectan los continuos cambios en las medidas restrictivas de la pandemia en cuanto a circulación de flujos de personas. En el momento de escribir estas líneas, el avance de la vacunación es paulatino en los países que más nos visitan, con el Reino Unido, con un 31,69% de personas completamente vacunadas, a la cabeza. La vacunación hace que los niveles de incidencia vayan bajando, lo que hace pensar que la realización de pruebas cada vez sea menos necesaria y, por tanto, no sea un factor determinante en la elección de viajar.

Ante la dificultad de realizar un análisis que tome en consideración lo expuesto anteriormente, sobre todo, en un momento tan cambiante y de tantas incertidumbres, soy partidario que sea el mercado el que se autorregule y la administración se limite a ejercer un papel de vigilancia y control. La regulación de precios de PCR y test de antígenos requiere de un exhaustivo análisis de mercado y, aun así, puede provocar efectos adversos no deseados. Existen otras fórmulas para llegar al objetivo que se ha planteado el Govern sin necesidad de distorsionar el mismo.

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