Un mes después del comienzo de las inundaciones en Pakistán, la catástrofe sigue agravándose cada día, con nuevos desbordamientos de las aguas en el sur, donde un millón de personas han tenido que dejar sus hogares en las últimas horas.
Las aguas están causando estragos en la provincia suroriental de Sindh, donde han sufrido graves daños presas, canales y muros de protección, incapaces de contener el enorme caudal de agua que lleva el río Indo.
Según la ONU, en las últimas 48 horas un millón de personas se han desplazado por nuevas inundaciones en un corredor entre los distritos de Qambar-Shahadadkot y Thatta, es decir, de norte a sur por la margen izquierda del Indo hasta su llegada al mar Arábigo.
«Un desastre que ya es colosal está volviéndose todavía peor, por lo que se necesita una respuesta aún más colosal. La magnitud de esta crisis está alcanzando niveles que van más allá incluso de los temores iniciales», advierte el organismo.
Las autoridades han alertado de la necesidad de seguir evacuando a la población de las áreas más vulnerables, al tiempo que los organismos humanitarios han instado a la comunidad internacional a impulsar el ritmo en las donaciones, ralentizadas.
Las inundaciones, que han anegado ya unos 160.000 kilómetros cuadrados del territorio (un 20 por ciento), están haciendo que se dispare la malnutrición infantil o las enfermedades entre los damnificados, con más de 430.000 casos registrados hasta ahora de diarrea, 609.000 de infecciones cutáneas o 71.400 de malaria.
Ante este panorama, una fuente de los principales servicios secretos paquistaníes (ISI) admite que la estrategia de Pakistán en la lucha contra el terrorismo podría verse muy afectada.
«En estos momentos, la prioridad (de las autoridades) es destinar todos los recursos para proporcionar asistencia a los damnificados. Esto es una crisis a largo plazo, podría afectar bastante a la guerra contra el terrorismo», dijo.
El Ejército paquistaní tiene desplegados a unos 60.000 efectivos por todo el país, que están participando activamente en las tareas de rescate y asistencia, y unos 60 helicópteros militares están siendo utilizados actualmente para estas labores.
Muchos analistas creen que la crisis está permitiendo a los integristas reorganizarse, y desde Washington se sostiene que los talibanes planean cometer atentados contra trabajadores extranjeros de las organizaciones humanitarias enfrascadas en el auxilio de los afectados.