La segunda jornada de alto el fuego en Siria se vio empañada ayer por breves combates entre el Ejército y los rebeldes cerca de la frontera con Turquía y por las denuncias de que las manifestaciones de opositores fueron reprimidas por la fuerza. La oposición al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, convocó protestas en todo el país en el denominado «Viernes de la Revolución de todos los sirios», a lo que las fuerzas de seguridad contestaron con disparos que dejaron más de una decena de víctimas mortales, según los distintos grupos de activistas.
La portavoz del opositor Consejo Nacional Sirio (CNS), Basma Qadmani, dijo por teléfono que las autoridades sirias solo han cumplido «parcialmente» con el plan de paz del mediador internacional, Kofi Annan. Esta iniciativa estipula el cese de las hostilidades, la liberación de los detenidos arbitrariamente y garantizar el suministro de ayuda humanitaria, entre otros puntos.
Tranquilidad
Annan aseguró ayer que la situación parece «relativamente tranquila» y hoy anunció que Damasco ha aceptado el despliegue en dos fases de una misión de observadores de la ONU para el mantenimiento de la paz. La principal violación de este alto el fuego se produjo en la población de Jarbat al Guz, en Idleb (norte), donde se registraron combates entre el ejército y los desertores que no causaron víctimas.
El presidente de EEUU, Barack Obama, dijo ayer que la comunidad internacional debe continuar con las sanciones al régimen sirio y consideró que no es posible una opción militar en ese país como se hizo con Libia. «Son países muy diferentes», señaló Obama, en una entrevista concedida a la red de emisoras PRISA radio.
Por su parte, Rusia planteará ante el Consejo de Seguridad de la ONU sus reservas acerca de la amplitud del mandato del equipo inicial de observadores que Naciones Unidas quiere enviar a Siria y que la mayoría de sus miembros quieren autorizar mediante una resolución.