Los observadores de la ONU desplegados en Siria no pudieron ayer acceder a la aldea de Al Qubeir para evaluar la masacre cometida allí el miércoles, en la que murieron varias decenas de personas y que ha llevado a la oposición siria a convocar dos jornadas de luto. El jefe de la misión, el general Robert Mood, afirmó en un comunicado que el Ejército sirio les impidió llegar a la zona de la matanza, de la que los grupos opositores acusaron a las fuerzas del régimen, que, por su parte, rechazó cualquier implicación en la misma.
Mood explicó que los observadores fueron bloqueados en varios puestos de control del Ejército y por grupos de civiles, y recibieron informaciones de residentes de que su seguridad estaba en peligro si entraban en Al Qubeir, situada en la provincia central de Hama.
En respuesta a este suceso, la principal agrupación opositora en el exilio, el Consejo Nacional Sirio (CNS), convocó hoy dos jornadas de duelo y agitación civil. De acuerdo a este órgano opositor, ochenta civiles murieron, entre ellos, 22 menores y 20 mujeres, a manos de las fuerzas del régimen, mientras que treinta personas fueron secuestradas en esa localidad y se encuentran en paradero desconocido.
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, pidió ayer en Estambul al presidente sirio, Bachar Al Asad, que traspase el poder y abandone el país: «Al Asad debe traspasar el poder y abandonar Siria».