El Ejército de los Estados Unidos lanzó ayer dos ataques aéreo contra las fuerzas del Estado Islámico (EI) en el norte de Irak y efectuó una operación para distribuir ayuda entre las decenas de miles de desplazados por el avance de los yihadistas. El presidente estadounidense, Barack Obama, ha autorizado además el uso de la fuerza militar en ayuda de las tropas kurdas, conocidas como «peshmergas», para «desalojar» a los yihadistas que asedian a las minorías étnicas y religiosas en el norte de Irak, informó el portavoz de la Casa Blanca, Johs Earnest.
Explicó que Estados Unidos podría «actuar en apoyo de las fuerzas kurdas que traten de liberar a los asediados», aunque descartó de nuevo el envío de tropas estadounidenses sobre el terreno.
Bombas por láser
El Pentágono informó que dos aviones Hornet F/A 18 lanzaron bombas de 230 kilos dirigidas por láser contra dos piezas de la artillería de los yihadistas del Estado Islámico que habían disparado contra los defensores kurdos de la ciudad de Erbil. Los aviones partieron del portaaviones «George H.W Bush», apostado a unos 1.000 kilómetros al sur, en el Golfo Pérsico, a donde llegó en junio por orden del secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel.
Horas antes, tres aviones de carga tipo Hércules, escoltados custodiados por F/A 18, habían volado a baja altura sobre el área, donde dejaron caer contenedores con agua y raciones de alimentos, en una operación de socorro que concluyó en menos de quince minutos. Anoche se realizó un nuevo ataque sobre los yihadistas en Irak.
Fuentes militares señalaron que las fuerzas del Gobierno de Irak llevaron a cabo su propia misión de entrega de suministros, y en su operación contra los yihadistas abatieron a unos 45 de ellos. Los radicales islámicos han incrementado su capacidad militar con la captura de armas estadounidenses, incluidos tanques M1 Abrams, abandonadas por las tropas iraquíes que dejaron sus posiciones.
Precisamente, los insurgentes suníes que controlan amplias zonas del norte de Irak dieron ayer un nuevo paso al hacerse con la presa de Mosul, la mayor del país, mientras refuerzan sus posiciones ante el comienzo del bombardeo de los cazas estadounidenses.