El Papa Francisco ha realizado este viernes una emotiva visita al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, marcada por el silencio, sin intervenciones públicas. Tan solo ha dejado escrito en el Libro de Honor del campo de concentración: «Señor, ten piedad de tu pueblo! Señor, perdona tanta crueldad!».
El Pontífice ha protagonizado uno de los momentos más emotivos de su visita a Polonia, iniciada el miércoles 27 de julio, al visitar en silencio el campo de concentración de Auschwitz. El Papa ha entrado en el campo de concentración a pie, bajo la inscripción que preside el campo «Arbeit macht frei» ("El trabajo os hará libres").
Posteriormente ha entado en la celda donde ha estado el padre Maximilian Kolbe y ha rezado de rodillas, en silencio, durante un tiempo cercano a los diez minutos. En su vista al campo de concentración, en medio de un impresionante silencio, Francisco ha encendido una lámpara en el llamado 'Muro de la Muerte', donde eran fusilados los prisioneros.
Al firmar en el Libro de Honor de Auschwitz, ha escrito en español: «Señor, ten piedad de tu pueblo! Señor, perdona tanta crueldad!».
Posteriormente, el Santo Padre se ha dirigido en coche al vecino campo de Auschwitz II-Birkenau, a solo tres kilómetros, donde los nazis asesinaron judíos a gran escala. Allí, el Papa, con el rostro serio y triste, ha rezado en un monumento a las víctimas, situado entre las ruinas de las dos mayores cámaras de gas.
El Papa ha saludado personalmente a una docena de supervivientes del campo de concentración y a un grupo de 'Justos entre las naciones' (personas no judías que arriesgaron su vida por salvar judíos durante la Segunda Guerra Mundial).
El padre Kolbe, en cuya celda ha rezado el Papa, es un religioso polaco, canonizado por Juan Pablo II en 1982, que intercambió su vida con la de un padre de familia condenado a muerte en este campo de exterminio. Fue ejecutado con una inyección de gas fenol en este lugar hace exactamente setenta y cinco años.