El obispo de Almería, Adolfo González Montes, ha afirmado que Gabriel Cruz era «un niño alegre y bonito, un niño sonriente que nos tenía a todos cautivados», y ha asegurado que su «muerte sin sentido» pone de manifiesto la «situación enferma» del corazón humano y «de nuestra condición pecadora».
«Gabriel no tuvo tiempo de que su corazón se pervirtiera la maldad que transversalmente alcanza a los adultos y su muerte violenta le acerca de una manera muy espacial a Cristo, víctima de la cruel violencia de su pasión y cruz», ha trasladado en la homilía de la misa funeral celebrada este martes en la Catedral de Almería por el pequeño.
González Montes, ante el féretro del niño, que presidía el altar y que sus padres, Ángel y Patricia, han besado al entrar en el templo, ha hecho alusión a la «desolación e impotencia» que hechos como esta «muerte cruel» siembran.
«Gabriel está con Jesús, que acogía a los niños que se le acercaban pero sus padres y familiares necesitan de nuestra plegaria para que Cristo sea su fuerza y la nuestra en esta hora difícil», ha señalado.
Al tiempo, ha subrayado que el pequeño ha «emprendido el camino que lleva a Cristo glorificado para disfrutar del amor definitivo, de la felicidad que nunca se acaba». «Gabriel acompañará ahora a sus padres y abuelos desde el cielo», ha manifestado.
Durante su homilía, que han seguido en directo más de 5.000 personas en la plaza de la Catedral a través de dos pantallas gigantes instaladas a las puertas del templo, el obispo ha advertido de que el pecado habita en el corazón del hombre aunque nos resistimos a aceptarlo con humildad» y ha apelado a la fe en «situaciones límite».
«Soñamos con mejorar mucho las cosas y a menudo lo relacionamos con un sectarismo manifiesto con un programa de acción mediante la conquista del poder pero el cambio radical para hacernos mejores es la conversación del corazón», ha dicho.
Al hilo de esto, ha subrayado que la fe «consuela, no es una mera ilusión ni fantasía». «Son hechos históricos contundentes y para que la sociedad torne más humana hay que recibir el mensaje del evangelio», ha añadido para hacer alusión a la «violencia injusta que sufren miles de niños en el mundo».
«Gabriel está en manos de Dios y en este momento, en que el cuerpo de este pequeño va a ser llevado al sepulcro, oremos para que conceda a sus padres y familiares ánimo para sobrellevar cristianamente su dolor», ha afirmado.
Antes de concluir las exequias, González Montes ha trasladado su pésame «personal y de todo el pueblo de Dios» a los padres del niño y les ha pedido que «tengan plena confianza en la ternura y misericordia del Señor» al tiempo que ha alabado la solidaridad con la que ha reaccionado la sociedad «antes hechos que perturban la paz social truncando la vida, apenas la infancia».