El turismo es cada vez más molesto. Los residentes de los destinos turísticos, de barrios o islas, de centros de ciudad o pequeños pueblos promocionados por turistas extranjeros en redes sociales, se están hartando de sentirse desplazados de sus hogares y de haber de soportar los problemas que conlleva la industria.
Uno de los últimos colofones en estallar viene derivado de una empresa de guías turísticas que se expande por España. Bailaloloco Silent Disco Tours, presente en Madrid y ahora también en València, ha levantado una oleada de protestas entre los residentes de la capital valenciana.
Si los tours turísticos pueden resultarte irritantes por las aglomeraciones que provocan en los lugares emblemáticos, los recorridos de esta empresa no son para ti (y no los querrás cerca). Su rasgo definitorio es la inclusión de cascos que portan todos los participantes y que están sincronizados para escuchar la misma música todos juntos. De esta manera consiguen un «impacto cero» en la ciudad, según dicen.
El problema aparece porque los tours se convierten en una especie de flash-mob o pista de baile móvil. Las guías motivan a los usuarios a bailar con ellas por la calle o en plazas a modo de fiesta, y esto no ha gustado a los valencianos, que acuden en masa a las redes a quejarse de que se ha convertido su ciudad en «un parque temático para idiotas». Los madrileños, a su vez, continúan con sus protestas: «Madrid se está convirtiendo en un circo».