España es un país con una cultura profundamente vinculada al consumo de alcohol. De hecho, cerca del 93% de la población de entre 15 y 64 años ha probado bebidas alcohólicas en algún momento de su vida, según explica El Español. Sin embargo, aunque muchas personas consumen alcohol de manera ocasional, una parte significativa acaba desarrollando una adicción. En el país, se estima que alrededor de 3 millones de personas sufren de alcoholismo, lo que convierte a esta dependencia en un problema serio de salud pública.
Ante este panorama, la Seguridad Social ha comenzado a conceder incapacidades permanentes a personas que sufren los efectos más graves del alcoholismo, tal como ha informado el abogado Pablo Ródenas. Esta medida se ha implementado cuando la adicción al alcohol afecta de manera significativa la capacidad de trabajo de los individuos.
El alcoholismo y sus consecuencias
El alcoholismo tiene efectos devastadores tanto a nivel físico como mental. Las consecuencias van más allá del simple consumo ocasional y pueden incluir enfermedades hepáticas, trastornos neurológicos, y dificultades emocionales. Para muchas personas, estos efectos pueden ser tan severos que su capacidad para mantener un empleo se ve comprometida. A lo largo de los años, el alcoholismo ha dejado de considerarse un simple «vicio» para ser reconocido como una enfermedad que puede arruinar la vida laboral de quienes la padecen.
Pablo Ródenas ha señalado que la Seguridad Social ahora reconoce la gravedad de este trastorno y concede incapacidades permanentes a trabajadores afectados por el alcoholismo. Según Ródenas, este tipo de incapacidad no solo se concede por la adicción, sino cuando esta deja secuelas físicas o mentales que imposibilitan al individuo continuar con su actividad profesional.
¿Qué es la incapacidad permanente?
La incapacidad permanente es una prestación económica que se otorga a aquellos trabajadores cuya capacidad laboral se ve reducida o anulada debido a una enfermedad o accidente. Existen diferentes grados de incapacidad, desde la parcial hasta la incapacidad total, absoluta, o incluso la gran invalidez, que requieren atención de terceros. Para obtenerla, es necesario pasar por un proceso de evaluación médica y administrativa, en el que se valoran el historial clínico, el impacto en la vida laboral y la opinión de un tribunal médico.
En el caso del alcoholismo, este proceso de evaluación se basa en los efectos que la adicción ha tenido en la persona. Trastornos cognitivos, problemas neurológicos o enfermedades graves, como la cirrosis hepática o la pancreatitis, son algunas de las secuelas que pueden justificar la incapacidad permanente.
Un cambio en la valoración del alcoholismo
Hasta hace poco, era casi imposible que un trabajador pudiera obtener una incapacidad permanente debido al alcoholismo, incluso en casos de daño evidente en sus habilidades cognitivas y emocionales. Ródenas señala que en el pasado, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) solía rechazar las solicitudes de incapacidad de personas con años de servicio que veían cómo sus reflejos y concentración se veían gravemente afectados por la adicción.
Sin embargo, los tribunales están comenzando a reconocer lo que antes se desestimaba, entendiendo que el alcoholismo no es simplemente un defecto de carácter, sino una enfermedad que afecta de manera profunda a la vida de las personas. «Detrás de cada expediente hay una historia diferente, una lucha y una persona que necesita ayuda», comenta Ródenas.
Otra de traka Por un lado socialmente se fomenta el consumo...despues socialmente tambien hay que sufragar las incapacidades