La vitamina D ayuda al mantenimiento del metabolismo y calcio para que nuestros huesos estén en plena forma. El déficit de esta sustancia se ha relacionado con algunas patologías como diabetes mellitus o enfermedades cardiovasculares, pero la realidad es que no hay evidencia sobre que sea protectora ante determinadas enfermedades.
Un documento del Servicio Madrileño de Salud apunta que no hay constancia de los beneficios que aportan estos fármacos, por lo que tomar el sol 15 minutos al día y comer ciertos alimentos sería suficiente para nuestro día a día. «Aunque venga baja, si tú estás sano, no habría indicación de suplementación y, aunque suplementemos, no va a tener rédito a nivel clínico», afirma Salud Rodrigo Aispuru, miembro del Grupo de Trabajo de Aparato Locomotor de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), al medio de comunicación ABC.
«La automedicación nunca es buena idea. Tomar vitamina D sin control tiene efectos secundarios y puede producir toxicidad. Cuando iniciamos suplementación siempre tiene que haber un control», detalla por su parte la doctora Pilar Cubo, coordinadora del Grupo de Paciente Pluripatológico y Edad Avanzada de la SEMI y jefa del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Infanta Cristina.
La experta puntualiza que en casos como la osteoporosis o si hay riesgo de fracturas, la suplementación está justificada, así como patologías renales o hepáticas. Además, si se determinan casos de raquitismo en la infancia, se suplementa a los menores de un año que toman leche materna.
Por último, la vitamina D, la podemos conseguir tomando el sol o en alimentos como el atún, el hígado de bacalao, el salmón, la yema de huevo, las sardinas y la caballa. Asimismo, se obtiene en la leche y sus derivados.