Las legumbres son uno de los alimentos más importantes en nuestra dieta gracias a su fuente de proteínas, fibra y minerales que presentan. La recomendación es tomar entre tres y cuatro veces por semana.
El problema de estas es que a muchas personas su consumo les provoca digestiones pesadas, dando lugar a los gases y la indigestión, que puede llegar a ser molesto. El motivo por el que sucede esto se debe a que presentan carbohidratos complejos en concreto la molécula oligosacáridos no digeribles, la rafinosa y la estaquiosa, pequeñas cadenas de azúcares que nuestro metabolismo no puede romper y digerir.
Aun así, hay diferentes formas con las que podemos reducir que se produzcan gases y reducir la cantidad de oligosacáridos. Para empezar, poner las legumbres en remojo durante unas horas ayuda a liberar las cantidades de oligosacáridos. Por otra parte, para descomponer esta molécula, la cocción lenta es imprescindible, puesto que cuando se ablandan se libera.
Añadir especias y hierbas puede ser una herramienta en este caso porque ayudan a reducir los gases y la hinchazón, como son el hinojo, la menta, el comino o el romero. Si se toman las legumbres en forma de puré la digestión también será más fácil, además de masticar bien para no tragar una excesiva cantidad de aire.
Por último, si no estamos acostumbrados a ingerir este alimento, comenzar lentamente su consumo será la mejor opción. Colocar pequeñas cantidades al principio e ir aumentándolas hará que el cuerpo se acostumbre a tomar legumbres.