El sonido de la alarma es algo que nos acompaña todos los días. Unos la ponen antes y otros más tarde para poder llegar a tiempo a donde tengamos que ir o para tener un patrón del sueño ordenado. Pero a veces, la primera alarma que ponemos no es la definitiva y la posponemos, sin tener en cuenta lo dañino que puede ser para nuestra salud.
Algunos expertos, según un artículo de Xataca, apuntan que el problema no es atrasarla, sino que este reside en que son los problemas con el sueño que arrastramos que hacen que se posponga. Por su parte, el experto en sueño Martin Seeley detalló en al HuffPost que esos cinco o diez minutos que atrasamos son los que el cuerpo puede entrar en la fase de ‘sueño ligero’ para entrar en la fase REM o de ‘sueño profundo’.
«Por lo tanto, el cuerpo se pone en modo de lucha o huida, lo que aumenta la tensión sanguínea y el ritmo cardíaco al despertar. Esto hace que te sientas estresado nada más empezar tu día», aseveró.
Para disminuir que esto suceda, Nuria Roure, otra experta del sueño, explicó en el mismo medio de comunicación que ella deja el móvil en otra habitación para poder evitar el momento de posponer la alarma y así ya se levanta.