Una de las recomendaciones más repetidas a la hora de llevar una dieta sana es, precisamente, evitar los alimentos procesados, de los que hay muchos tipos, nutricionalmente hablando. Es por ello que se ha creado un etiquetado nutricional, conocido como Nutriscore, que va desde la A (producto saludable) hasta la E (poco recomendable).
Este sistema sirve para comparar el valor nutricional de los alimentos de una misma familia, teniendo en cuenta también algunas consideraciones, como que por tener una valoración A haya que comer ese producto sin control. De hecho, el Nutriscore se otorga a productos procesados, por lo que lo primero que hay que tener en cuenta es que la presencia de este tipo de alimentos debe ser la menor posible, según la Organización de Consumidores y Usuarios.
De este modo, se ha abierto un debate por el anuncio del ministro de Consumo sobre su intención de retirar el etiquetado nutricional Nutriscore al jamón ibérico, ya que, a pesar de sus supuestas bondades nutricionales, su valoración es negativa.
El jamón ibérico es un embutido, por tanto, es un procesado. Además, el consumo medio de carne roja y carne procesada en España es muy alto. Las recomendaciones dietéticas para el consumo de carne establecen que sea no más de 4 veces en semana y, en cuanto a la carne procesada, su consumo debe ser aún menor.
La carne procesada hace referencia a la familia que conforman los embutidos: carne en lata, salchichas tipo frankfurt, curados, salazones, ahumados y, también, el jamón ibérico. Así este último embutido debe seguir las mismas premisas que cualquier otro tipo de carne procesada, es decir, un consumo moderado en frecuencia y cantidad.
Desde la OCU han revisado, a través de una plataforma de supermercado online, el etiquetado nutricional de más de 200 embutidos y los resultados son que en la escala A, es decir, la más saludable, no hay ni un solo embutido. Solamente dos de los productos reciben una escala B.
Sin embargo, hay algunos productos con un mejor o peor perfil nutricional, dependiendo de su contenido en grasas saturadas y sal, los dos nutrientes más críticos en este tipo de productos.
Así, por su elevado contenido en grasas saturadas y sal, el jamón ibérico recibe una valoración entre D y E, por lo que se recomienda que su consumo sea poco frecuente y en poca cantidad.
En la siguiente tabla se pueden ver los valores nutricionales de todos los embutidos analizados por la OCU, donde se ve también la escala alcanzada en NutriScore.