La candidata de Podemos en el País Vasco ha tenido que explicar el motivo por el cual es propietaria de una casa de más de un millón de euros. La noticia ha salido en plena campaña electoral y, lógicamente, se ha convertido en viral en poco tiempo. La candidata podemita ha dicho que tuvo un accidente y perdió dos dedos. Como era odontóloga, la imputación de los dos dedos le ha impedido seguir con su trabajo. Con la indemnización que obtuvo del seguro decidió comprarse la lujosa vivienda y disfrutar así de sus hijos. Podemos, lógicamente, ha salido en defensa de su candidata. No es un delito comprarse una casa de un millón de euros, dicen los podemitas. Sin duda que no, pero sería interesante ver qué hubiese dicho el partido de Iglesias si la polémica hubiera afectado a un dirigente de PP o PSOE.
Demagógica. Es un debate muy demagógico el relacionado con las propiedades de los políticos. Si algún dirigente tiene un chalet, un buen coche o acciones en el banco ya parece que ha robado o que ha conseguido el dinero de forma ilícita. Carolina Bescansa, dirigente de Podemos, decía ayer en una entrevista que si alguien de Podemos tiene una buena casa ya es objeto de crítica. Se sienten víctimas de una campaña de desprestigio, pero conviene recordar algunas cosas. En primer lugar, fue Podemos el partido que situó en 60.000 euros el umbral de la riqueza. Cualquier persona que obtenía por encima de esa renta anual ya era considerado por Podemos como un millonario. Nada más lejos de la realidad. Porque recordemos que Pablo Iglesias, que intentaba vender que vivía en un piso heredado en Vallecas, declaró el año pasado 115.000 euros. Y ya no vive en Vallecas. ¿Es millonario Iglesias? Según Podemos, sí. Según el sentido común, no.
Debate. El debate sobre propiedades de los políticos siempre merecerá el interés de los ciudadanos. Pero todos los partidos políticos sin excepción deberían intentar evitar el desprestigio de la clase política con estas polémicas absurdas que lo que hacen es que los ciudadanos se piensen mucho si quieren acceder a la vida pública. Podemos, con el tema de la «casta», ha reavivado la polémica en los últimos años. El problema se produce cuando alguno de sus dirigentes bebe de la medicina que receta Podemos. Entonces la cosa cambia mucho.