La presidenta del Govern, Francina Armengol, manifestó ayer en Menorca que «si la situación mejora, podremos ir normalizando nuestra vida» tras anunciar la «flexibilización» de algunas restricciones en esta isla por su buena situación epidemiológica, con sólo 35 casos activos. Al mismo tiempo, el portavoz del comité autonómico de enfermedades infecciosas, Javier Arranz, comunicó que el Govern levantará de forma gradual las limitaciones en Son Gotleu, dos semanas después de aislar en sus barrios a 23.000 vecinos de Palma. Según Arranz, «se pueden quitar las medidas más complicadas o modificar las que impidan hacer una vida normal y el resto dejarlas un tiempo más». Estas decisiones apuntan a que la pandemia entra en una fase de estabilidad en la mayor parte de Balears y que la restricción de la movilidad en estas zonas urbanas está dando resultados al reducir la transmisión del coronavirus. En este grupo, habría que situar a Sant Antoni, a la vista de que el número de contagios está bajando. Más preocupante es la situación en Vila, ciudad que parece estar lejos en estos momento de mostrar síntomas de mejora. El Govern dice que no puede valorar aún los efectos de los confinamientos, de lo que se deduce que en Sant Antoni ya habían empezado a bajar sin las restricciones.
La mal llamada ‘nueva normalidad'
Después del estado de alarma y el confinamiento decretado por el Gobierno central hemos entrado en una nueva etapa -mal llamada ‘nueva normalidad'- en la que debemos acostumbrarnos a vivir con la COVID-19, lo que implica combatirla y cumplir las medidas para evitar nuevos contagios. Se han producido errores, como constatamos estos días en la gestión de las residencias para personas mayores; con la campaña para PCR voluntarios en Vila y Sant Antoni; con la falta de datos con los que justificar el confinamiento de Sant Antoni; como ocurrió con el plan piloto y la apertura precipitada de puertos y aeropuertos sin exigir pruebas PCR en origen a los turistas que llegaron a las Islas a partir de julio; y por la irresponsabilidad de quienes, con su negligente comportamiento, han provocado rebrotes. De todo ello, hay que extraer lecciones y evitar que se reproduzcan en un futuro.