Con la entrada en funcionamiento de la desaladora de sa Coma se da respuesta a un problema que se había agravado muchísimo durante los últimos años. La vetusta estación depuradora de Vila, ubicada en Jesús junto al cauce del torrente de sa Llavanera, hacía dos décadas que no daba abasto ante el creciente aumento de la población residente en la ciudad de Ibiza y localidades colindantes, así como el crecimiento del turismo. Esto provocaba el mal funcionamiento de la instalación, tanto en invierno como en verano: malos olores, vertidos al torrente y la mala depuración del agua, lo que suponía que el agua se echaba al mar en condiciones no óptimas. Todo esto, al fin, se ha solucionado
Reutilización.
Ahora falta poder cerrar el ciclo del agua y poder reutilizar el agua depurada que sale de las potabilizadoras para regar parques y jardines, baldeo de calles o, por qué no, convertir ses Feixes des Prat de ses Monges en una gran laguna. ¿Cuál es el problema? Que el agua está demasiado salada, lo que imposibilita su uso tanto agrícola como urbano. La red de alcantarillado de Vila están en tan mal estado que el agua de mar se filtra. Además, tampoco se pensó en su momento reutilizar este agua en la ciudad de Eivissa y solo Santa Eulària vio la necesidad de conectar una tubería para llevar el agua depurada a es Puig d’en Valls y Jesús. El Ayuntamiento de Eivissa, por lo tanto necesitará inversiones millonarias para atajar el problema de la salinidad y la conexión con la depuradora. Cabe esperar que con la próxima adjudicación del servicio municipal de agua, prorrogado desde hace años, estén previstas estas actuaciones.
Los acuíferos y el agua desalada.
La posibilidad de poder descargar agua desalada durante la temporada baja ha ahorrado la extracción de miles de toneladas de agua de los acuíferos, que en junio están al 34 %, solo dos puntos por debajo que en mayo y pese a que no ha llovido ni una gota en todo el mes. Se avecinan dos meses duros en cuanto al suministro de agua con las restricciones todavía en el horizonte.