Muy alarmante resulta la denuncia de los policías tutores que alertan de que la violencia en los colegios e institutos está aumentando de una manera preocupante. No hay que obviar que esta misma semana hemos conocido el caso de un centro docente de Calvià (Mallorca) donde cuatro alumnos han sido expulsados por hacer ‘bullying’ homófobo a un compañero. Las conclusiones de los agentes municipales que velan por la seguridad en las aulas son clara: Los casos de acoso que atiende el Instituto para la Convivencia y el Éxito escolar (Convivèxit) se han disparado de un tiempo a esta parte. De hecho, los funcionarios han tenido más trabajo en dos meses que en todo el año pasado, lo que da una idea de la cantidad de casos de acosos a escolares y estudiantes que se registran a diario en la Isla. Pero hay más. La violencia también crece en el deporte infantil y juvenil. Por otro lado, las familias están denunciando más, porque hay más concienciación sobre una lacra que antes era un tema tabú.
El acceso a internet
En lo que la mayoría de expertos coinciden es que el acceso de los menores a internet, principalmente a través de sus teléfonos móviles, es una de las causas, sino la principal, de este aumento de la violencia en las aulas. Los adolescentes, sin estar preparados para ello, pueden acceder a una infinidad de páginas donde la agresividad y la pornografía se normalizan, mandando un mensaje equívoco y muy peligroso a los precoces consumidores.
Secuelas y suicidios
Y no hay que engañarse: el acoso escolar es un auténtico infierno para los que lo padecen. Muchas de las víctimas arrastran secuelas psicológicas de por vida y otras han llegado a autolesionarse o incluso a consumar el suicidio para huir de aquel calvario, como los recientes casos de la joven Kira o la chica de 13 años que se tiró por el balcón de su casa en Sevilla al volver un día normal de clase por el brutal acoso que sufría desde hace tiempo por parte de cuatro compañeras. Todos los mecanismos docentes y de la Administración deben luchar contra esta lacra que consume y agota la vida de los más jóvenes. Y los padres, desde casa, deben concienciar a sus hijos que no se debe acosar a nadie por ningún motivo.