El sábado un ciclista, en el pueblo mallorquín de Selva, y un conductor, en Menorca, perdieron la vida en sendos accidentes de tráfico, mientras que un motorista sufrió un grave accidente en el interior del túnel de Sóller. Son los últimos casos, pero por desgracia habrá más. El año que está acabando ha sido una auténtica sangría en las carreteras de Balears y los expertos se muestran muy preocupados por estas cifras tan alarmantes. No hay duda que la llegada masiva de turistas, en los meses de verano, influye en esta alta siniestralidad, pero es igualmente cierto que la estadística está marcada por la población fija, que de un tiempo a esta parte se ha disparado. Nunca habían circulado tantos coches y motos por nuestras calles y carreteras, y la mayoría de redes viarias no están preparadas para soportar un tráfico tan denso. Además, este año una gran parte de las víctimas han sido motoristas y ciclistas, que junto con los peatones son los más vulnerables cuando se produce un siniestro de circulación.
Más controles y multas.
Basta echar un vistazo a cualquier carretera o calle de la Isla para comprobar que son muchos los conductores que circulan al mismo tiempo que envían Whatsapps o revisan su teléfono móvil. Al hacerlo, lógicamente, desvían su atención de la vía y, durante unos segundos, quedan alejados de la realidad. Y basta solo un instante para que una persona pueda perder la vida por un descuido fatal. Faltan, pues, controles y también más multas para concienciar a los ciudadanos imprudentes, que son muchos.
Reeducación vial.
Estos conductores temerarios deberían pasar por cursos de reeducación vial para poder recuperar su carnet de conducir, porque el sistema de la pérdida de puntos no es suficiente para sensibilizar a muchos de ellos. La educación vial es clave para rebajar esta altísima mortalidad. Circular a una velocidad excesiva o con unas copas de más, algo tristemente habitual, debería ser castigado más duramente. La mejora de puntos negros, como la futura rotonda de Los Cazadores o la remodelación de Can Marçà, junto con la instalación de más radares, también ayudará a mejorar las cifras.