El año que acaba ha estado marcado por la emergencia habitacional que ha condicionado la vida de cientos de personas en Ibiza y Formentera. Nunca se había visto un panorama tan preocupante: sueldos estancados o que suben muy poco frente a alquileres absolutamente disparatados y precios de casas por las nubes. Todo ello unido al precio de la cesta de la compra, que también se ha disparado este 2025. Lo cierto es que la demanda de vivienda es brutal y la oferta, en cambio, muy limitada, lo que está rompiendo el mercado y haciéndolo inaccesible para muchísimas personas. No hay que olvidar que en las Pitiusas residen más de 160.000 personas, una cifra que cada año va en aumento y cuyo crecimiento resulta insostenible para las características y capacidades urbanísticas de nuestras islas. La cara más dramática de esta crisis es la de los afectados que pierden su casa o acaban malviviendo en la calle. Los asentamientos de chabolas se han disparado de un tiempo a esta parte y entre el primer y el segundo cinturón de ronda de Vila se acumulan cientos de tiendas de campaña improvisadas donde los ‘sintecho’ pasan las frías noches de invierno. Los servicios sociales están desbordados y dar una respuesta a esta emergencia es una tarea titánica.
El Govern busca soluciones
Es cierto que desde el Govern se están buscando soluciones urgentes para paliar esta crisis sin precedentes y está previsto construir viviendas de precio limitado, pero las soluciones mágicas, en materia urbanística, no existen y nunca suelen ser rápidas, por lo que todo apunta a que en este 2026 el problema seguirá vigente, con mayor o menor intensidad.
La principal preocupación
Hace unos años, el paro era la principal preocupación de los residentes en nuestras islas. Ahora, sin embargo, lo es la vivienda. O la falta de ella. La inminente revisión de miles de alquileres, sin duda al alza, solo puede incrementar la lista de damnificados por este mercado tensionado y sin apenas oferta real.