En estos tiempos parece que es mejor ser tibio que caliente y que a los dóciles les va mejor que a los rebeldes. Pasa aquí, en Eivissa, España, Grecia o Sebastopol. Porque incluso cuando se produce un cambio, se llega al gobierno o se pone en boga algo que provoca el triunfo del rebelde es el dócil el que se lo apunta.
Ejemplos hay muchos, pero de rabiosa actualidad resaltan tres: Monedero, Varoufakis y Cintora , un análisis superficial de las circunstancias de estos tres personajes ha provocado situaciones parecidas con resultados similares.
Monedero ha sido uno de los referentes claros en la consolidación de Podemos, cofundador y uno de sus protagonistas principales. Representa la Utopía en mayúscula, es él que más claro habla, el que es molesto por las cosas que dice y al que el PODER ha puesto la diana. No le conozco, pero con toda seguridad es eficaz, lúcido, y al que, incluso a costa de su desgaste personal, ha hecho que un partido como Podemos se consolidara en tan poco tiempo. Parece ser tan eficiente como vigoroso y estruendoso en sus acciones y eso en este país se paga.
Su dimisión tiene mucho que ver con el argumento que su presencia desgasta el proyecto, y con el vacío que esta idea le habrá comportado de algunos de sus compañeros. Se confirma su afirmación que «es mejor poner a los aseaditos» que a los desclasados radicales que representan la esencia del 15-M, y que no parece que tengan la mayoría en el escenario político. Estoy convencido de que Podemos pagará esta tibieza en su travesía electoral hasta las elecciones generales.
Olvidando de paso que estando fuera el número dos el objetivo ya es el uno. A Podemos les está pasando lo que a toda organización clásica le pasa; que arribistas, aprovechados, y sutiles corchos que siempre flotan, esté quien esté, se están haciendo con el poder. No son los que representan el espíritu de la organización, pero sí son especialistas en colocarse a la vez que en perpetuarse en los cuadros de mando de cualquier estructura; podríamos llamarles las rémoras de los que sí valen.
Con Monedero se puede estar de acuerdo o no, pero lo cierto es que indiferente no deja a nadie en tiempos precisamente donde se valora más un perfil mediático suave que un perfil insurrecto que incomoda y provoca vértigo con su discurso y sus palabras. Porque claro, si la presidenta del FMI pide más sacrificios por que las personas vivimos más es un análisis técnico, sesudo, responsable y necesario para mantener el sistema, pero si decimos que los que más tienen aporten más y reciban menos es una agresión y un insulto.
Varoufakis es otro ejemplo parecido de lo ingrato de la política y de las situaciones que provoca. Personaje controvertido, es el que ha mantenido el discurso y la actitud, equivocada o no, de lo que Syriza prometió en campaña y por lo que Alexis Tsipras es presidente y Syriza el partido que gobierna en Grecia. Quien crea que Varoufakis salía de las reuniones de la troika y no informaba a Tsipras o que antes de asistir a una cena con sus homónimos europeos o de mandar un twit hablando del odio, no había hablado con su presidente, es que desconoce cómo funcionan las cosas. Al parecer y según refleja la prensa, Tsipras no tuvo ningún empacho en relegarlo rápidamente de sus responsabilidades en las negociaciones con Europa, habría que saber qué le dijeron o cómo lo amenazaron, y sustituirlo por su segundo, un personaje más triste y gris pero más dócil y acorde con el sistema establecido.
Debo decir que creo que, aunque Grecia consiga el crédito Syriza, ha comenzado su declive, estos gestos crean frustración y quiebran la confianza de los que apostaron por una manera de hacer y que ven como a quien se pone delante se le abandona a la primera de cambio y eso es percibido por los ciudadanos que también tienen su grado de orgullo y quieren ser respetados cuando se les dice una cosa y se hace otra.
En otro ámbito de influencia como son los medios de comunicación también tenemos un caso parecido, el cese de Cintora del programa ‘Las mañanas de cuatro'. Personaje incómodo por sus comentarios y posiciones que crean malestar en las paranoicas mentes del poder, que una vez que se han llenado la boca de hablar de libertad de expresión pretenden controlarla, y que parece que al final también salen ganando saliéndose con la suya. Primero lo advierten, -baja el tono-, -a éste no-, -cuida el lenguaje- … y si no haces todo lo que a los trastornados del poder les parece, te cesan de manera fulminante poniendo a otro con apariencia de crítico pero más acomodado a lo políticamente correcto.
En fin, que parece que para sobrevivir antes y ahora, hay que ser dócil y obediente, de lo contrario un día te puedes levantar, difamado, apartado, dimitido o cesado.