Viviendo el tiempo de Cuaresma de este año, que comenzamos el pasado miércoles 1 de marzo con la imposición de la ceniza, llegamos, con el día de hoy a la Semana Santa, que concluirá con el Gran Domingo de Pascua, culmen de todo el año litúrgico. Y hoy, domingo hay celebramos dos hechos importantes: la conmemoración de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y el inicio de su pasión que viene proclamada en la lectura del Evangelio en las Misas de hoy.
Como sabemos y nos cuentan los Evangelios, cuando llegaba a Jerusalén para celebrar la pascua, Jesús les pidió a sus discípulos traer un burrito y lo montó. Antes de entrar en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y otros cortaban ramas de árboles alfombrando el paso, tal como acostumbraban saludar a los reyes. Los que iban delante y detrás de Jesús gritaban:»¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!».Entró a la ciudad de Jerusalén, que era la ciudad más importante y la capital de su nación, y mucha gente, niños y adultos, lo acompañaron y recibieron como a un rey con palmas y ramos gritándole “hosanna” que significa “Viva”.
La muchedumbre que lo seguía estaba formada por hombres, mujeres y niños, cada uno con su nombre, su ocupación, sus cosas buenas y malas, y con el mismo interés de seguir a Jesús. Algunas de estas personas habían estado presentes en los milagros de Jesús y habían escuchado sus parábolas. Esto los llevó a alabarlo con palmas en las manos cuando entró en Jerusalén. Fueron muchos los que siguieron a Cristo en este momento de triunfo.
Es importante, pues, vivir bien este Domingo de Ramos y desde él todos los días de esta Semana Santa especial. Quiero referirme y agradecer a cada una de las parroquias de Ibiza y Formentera que con sus sacerdotes y sus fieles celebran los actos propios, acercándose más así a Jesús que nos amó con su pasión y nos sigue amando desde su resurrección y ascensión a los cielos.
Y junto con las acciones de nuestras parroquias quiero también expresar mi gratitud y mi admiración a todas y a cada una de las Cofradías dedicadas a la Semana Santa de distintas parroquias que con sus actuaciones especiales en estos días –comenzaron el pasado viernes, Viernes de Dolores, y seguirán hasta el Domingo de Pascua- viven estos hechos importantes para la salvación de la humanidad y lo trasmiten con dedicación, interés, capacidad y belleza al resto de la población. Son Cofradías que trabajan todo el año para que esta semana sea eficaz, sus miembros participan habitualmente en el culto divino, practican la caridad, ayudan a los pobres y cuentan con miembros que saben que están llamados a mirarse unos a otros como hermanos y amigos. Y cada cofradía tiene, además, una buena y esplendida banda musical para dar mayor decoro a las procesiones de Semana Santa. Y siendo buenas bandas musicales que se cuidan y estudian a lo largo de todo el año, saben tocar en conciertos en locales y en actuaciones públicas en movimiento y con su espíritu de colaboración a lo largo del año son capaces de actuar también en otras procesiones, como la de la Virgen de Fátima, el Corpus Christi, el Sagrado Corazón de Jesús, la Virgen del Carmen, la Virgen de las Nieves, San Ciriaco, etc.
Hoy haremos en la Catedral y en cada parroquia la bendición de las palmas u olivos, después la procesión haciendo presente aquel acontecimiento de la acogida a Jesús en Jerusalén y a continuación la Misa. Nosotros recibimos las palmas y decimos o cantamos “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. El sacerdote bendice las palmas y dirige la procesión. Luego se comienza la Misa. Se lee el Evangelio de la Pasión de Cristo.
Al terminar la Misa, nos llevamos las palmas benditas a nuestro hogar. Se acostumbra colocarlas detrás de las puertas en forma de cruz. Esto nos debe recordar que Jesús es nuestro rey y que debemos siempre darle la bienvenida en nuestro hogar.
Y hecho eso con fe, proclamamos la divinidad de Jesús y su acción para la salvación del mundo. Es importante, pues, participar digna y devotamente en esa procesión. Y recordándonos esa entrada de Jesús en Jerusalén prepara nuestro ánimo para la proclamación de la pasión del Señor que se hace a continuación en la Misa.
Vivamos, pues, bien este domingo y desde este domingo el resto de la semana, de forma que quede claro que Jesús es el rey y el centro de nuestras vidas.