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OPINIÓN | Jesús García Marín

Marear la perdiz

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La ‘respuesta' de Puigdemont al requerimiento parece más bien un trabajo de curso de EGB, con su inmersión, bibliografía y links al final. Resulta penosa la superficialidad del escrito puigdemontiano y su narrativa victimista con frases alusivas a la represión, sólo le falta decir genocidio, que está sufriendo el pueblo y el gobierno de Catalunya. La represión es que Montoro pagó a los funcionarios una semana antes de que terminara noviembre y la represión es que España sigue aguantando la enorme deuda pública producida por el gobierno de la mitad de los catalanes. La represión en todo caso viene de que muchas empresas catalanas pura cepa se están largando de su tierra. En cuanto al referendo, mejor no hablar: aquella abuela graciosa a la que se le cayó la urna o el cubo lleno de papeletas antes de ponerla en el colegio electoral, o las conversaciones que ha grabado la Guardia Civil en la que dos altos cargos de la Generalitat se dicen que son tres millones los que han votado antes de la letra, o sea ya tenían el recuento antes de que se produjera el referéndum; por no hablar de esos papeles manuscritos que han aparecido en los que se lee explícitamente que sí la cosa se complica, Cataluña entraría en grave barrena económica (o sea, son conscientes del daño que pueden llegar a producir a su masa laboral). Pese a tener un equipo de fabuladores, leguleyos y juristas de arte mayor, sorprende el textucho del President lleno de tópicos y mentirijillas. En realidad, Puigdemont le ha mandado a su «apreciado Presidente Rajoy» un folleto publicitario. Se sorprende el president que se le quiera aplicar el 155, ¿querrá que Rajoy le dé unas palmaditas y lo meta en la ONU?

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