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Opinión / Joan Boned

Necesidad de control férreo

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Durante varios meses, la noticia que era portada de todos los periódicos y con la que abrían todos los informativos de radio y televisión, no era otra que el número de afectados y fallecidos que se conocían día tras día durante el durísimo confinamiento. Fue así hasta que se llego al pico y se pudo iniciar la desescalada, con las sucesivas fases.

A día de hoy y una vez finalizado el estado de alarma y metidos de lleno ya en la denominada nueva normalidad, la noticia de portada es otra muy distinta, pero no por ello menos preocupante. Esa noticia, son los numerosos rebrotes que van apareciendo en diversos puntos de nuestra geografía y cuyo número va en constante aumento. La aparición de esos rebrotes, preocupa a la mayoría de nuestra sociedad, principalmente por que quien más o quien menos sabe lo que ha tenido que sufrir durante los meses de confinamiento, se sabe lo que es no poder salir de casa prácticamente para nada, se sabe lo que es no poder pasear, no poder ir a tu bar favorito a tomar tu café o tu caña, se sabe lo que es perder el trabajo, se sabe lo que es tener dificultades para llegar a final de mes, o lo que es peor no tener como pagar el alquiler o la hipoteca mensual.

Pero a pesar de todo ello, junto a esos preocupantes rebrotes, vemos como también son noticia de portada los constantes actos de irresponsabilidad de determinados grupos o colectivos a lo largo de nuestra geografía. Y si bien los primeros actos de incivismo con grupos que se saltaban a la torera las medidas de control sanitario que la preocupante situación requiere, se podían considerar actos aislados, conforme van pasando los días vemos con estupor como esa irracionalidad se va expandiendo y como cada vez son más los casos de gente que rápidamente se ha olvidado que el virus sigue entre nosotros.

Parece que a esos grupos más o menos numerosos, no les importe que con sus actos irresponsables, estén poniendo en peligro a toda la sociedad, por que es muy fácil que la consecuencia de sus actos acabemos pagándola todos y tengamos que volver a la casilla de salida en lo que hacer frente a la pandemia se refiere.

Situaciones como las celebraciones de fiestas en plazas y calles de nuestros pueblos y ciudades, botellones, jolgorios por victorias deportivas, fiestas ilegales en discotecas, bares o recintos particulares; todo ello sin respetar distancias, sin mascarillas y sin cumplir los aforos máximos; deben ser objeto de un estricto control, tanto por parte de la administración, como de la policía.

Las diferentes administraciones deben poner todos los efectivos necesarios para que ese control sea lo efectivo y lo contundente que sea preciso. No se puede ser contemplativo ante semejantes faltas de civismo. Cabe recordar que este verano no habrá discotecas abiertas en nuestra isla y que tal como cabe esperar, es más que probable que proliferen todo tipo de fiestas ilegales. Todo ello no debe permitirse y hay que poner a los inspectores de los ayuntamientos y consell a trabajar duro en una constante vigilancia.

Quienes también es previsible que vayan a tener un duro trabajo, son los diferentes cuerpos de seguridad; tanto las policías locales, como la policía nacional y la guardia civil van a tener que aplicarse a fondo en hacer cumplir la normativa vigente, muy especialmente todo lo relacionado con las normas sanitarias. Es por ello que la necesaria vigilancia policial que se requiere por la presencia de miles y miles de turistas que nos visitan cada verano, esta temporada deberá dedicarse a la prevención de todos esos actos de irresponsabilidad que ya han empezado a anunciarse y que ponen en franco peligro la frágil nueva normalidad en la que nos encontramos inmersos.

De aquí que el anuncio hecho esta semana de renunciar a los refuerzos que suelen llegar los meses de verano, tanto de guardia civil como de policía nacional, no parece la decisión más acertada, ya que unos problemas se verán sustituidos por otros y esos refuerzos pueden resultar igual de necesarios que cualquier otro temporada.

Hay que conseguir a toda costa, que la irresponsabilidad y falta de respeto de unos, no ponga en peligro al grueso de nuestra sociedad.

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