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opinión

Pedro Sánchez, sin vergüenza

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Que un iluminado de Podemos, ERC, la CUP, BNG y demás fuerzas extremistas manifiesten su admiración perenne por los que hasta hace bien poco resolvían las discrepancias políticas con sus adversarios de varios tiros por la espalda o a base de explosivos en los bajos del coche, no ha de sorprendernos en esta España famélica y enfermiza que alumbra tantísimos hijos bastardos, hijos que renuncian a su madre y proliferan rollizos mamando del odio que brota generoso de los senos biliosos de las autonomías.

Esto, dentro de la lógica de su programa político del; «Cuanto peor, tanto mejor», es de manual de primaria para todo buen izquierdista o separatista que se preste. Ya se sabe, está en los genes intoxicados de tales majaderos el que, obviando la tortura, el narcotráfico, los éxodos de hambrientos desde sus paraísos socialistas hacia países capitalistas (se me antoja más fácil que los extraterrestres contacten con nuestra especie a que se de un solo caso en el sentido contrario), los muros con alambre de espino y ametralladoras, la censura y la cárcel para el disidente, aún intenten animarnos inasequibles al desaliento para que disfrutemos de los beneficios que conlleva poseer una cartilla de racionamiento o el hacer cola para comprar leche y papel de váter.

Entiendo, que entra en los planes revolucionarios de lo que, pese a parecer sorprendente en pleno Siglo XXI, orbita en la lógica del proyecto globalista de un nuevo orden para un futuro no tan lejano donde solo habrá ricos y pobres, señores y siervos, casoplones amurallados y colas frente alas parroquias y los Servicios Sociales. Hacia eso vamos a velocidad de crucero . Aún siendo muy grave afirmaba que, por previsible, no debía sorprendernos esa admiración innata de nuestra izquierda bolivariana hacia los terroristas de un único bando... pero, que el presidente de un país, lamentablemente otra vez le ha tocado al nuestro, así sucede siempre cuando se trata de asuntos de ineptitud, corrupción, esperpentos y demás desgracias (por cierto, ¿se sabe ya si se ha solucionado el problema que en los últimos seis meses tanto nos ha perturbado a los españoles y tiene ya el Gobierno de la Nación algún plan de contingencia para que las señales de tráfico dejen de irradiar ese tufo a machismo rancio y se empoderen? ¿Sería mucho pedir dada la gran inquietud que nos causa a los ciudadanos dicho asunto un poco más de celeridad y la asignación de cuantos recursos fueren menester brindarles para solventar tal afrenta? ), decía, siempre acabo perdiendo el hilo ante las charlotadas hilarantes que nuestro nutrido grupo de Ministros, Ministras y todes les otres, nos brindan a diario...

Bueno, prosigo, lo que realmente intentaba recalcar con este artículo es el gravísimo gesto del ínclito Pedro Sánchez Falcom, que casi de carrerilla y sin meditar una sola coma, vomitó en la sede donde reside la soberanía (¡ja, ja, ja...ja,ja) del pueblo español unas palabras tan despreciables como inhumanas; nada más y nada menos, tal cual, mostró su conmoción por el fallecimiento de un terrorista (bien cierto es que en esta ocasión el finado no podía haber elegido mejor a su víctima), para acabar mandándole su pésame a la bancada donde se sientan los cachorros del amonal y el nueveparabellum. Más de cien mil vascos tuvieron que dejar casa y hacienda por defender su españolidad y no ser asesinados por ello (en muchos casos ante la indiferencia, complacencia o total abandono por parte de La Moncloa y Ajuria Enea) y viene el que nunca iba a negociar con ellos a lamerles las suelas y las costuras de las botas e insultar a las víctimas con un nuevo desprecio por un puñados de votos. No escribo para hacer amigos, intento básicamente despertar conciencias y apuntalar unos valores que sirvan de parapeto contra el mundo que diseñan ciertas élites financieras y los muchos Soros que pululan por los sótanos del poder frotándose las manos. Y soy consciente, que al hacerlo, solo estoy asumiendo riesgos sin esperar beneficio alguno salvo el que le atañe exclusivamente a mi conciencia y principios morales. Me da igual, no tengo miedo, lo asumo como un compromiso con ese mundo mejor que espero dejarles a mis hijos, y me sobra con leer las declaraciones desgarradas de la madre de una niña de solo seis años asesinada por los cromañones de ETA, acusando al presidente de que con dicho gesto había asesinado a su hija por segunda vez, para saber que no es del todo estéril este artículo si conmueve a una sola persona porque, entre la belleza y los sueños que jamás serán de esa niña y la risas de hienas de los que la mataron tras las mamparas de protección, solo hay un bando donde pueden significarse las personas de bien.

Esto no va de ideologías, ni de derechas o izquierdas, esto va de dignidad humana y de reconocimiento hacia los que tantísimo pagaron por pensar diferente y luchar contra la intolerancia. Ahora, solo espero que los socialistas decentes que aún puedan quedar en un PSOE que no es español, ni obrero, seden, más pronto que tarde, de baja en dicho partido aunque solo sea por respeto hacia los muchos compañeros que fueron asesinados por los hombres de paz convertidos en socios indispensables de las correrías del Gobierno. Me basta si solo uno lo hace

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