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Opinión

Fuga de médicos ante la «sin razón» de los políticos

Un médico durante su jornada laboral. | Imagen de Darko Stojanovic en Pixabay

| Ibiza |

El martes pasado, en un magnífico artículo, «Un país curioso», publicado en Mallorca Diario, por el prestigioso abogado palmesano Santiago Fiol, escribía: «El sábado pasado se manifestaron en defensa de la dignidad de la profesión y la dignidad o dignificación de una profesión no es solo cuestión de dinero. La cosa va aproximadamente así, el gobierno gasta mucho dinero en facultades de medicina, estudian los universitarios de medicina el grado y se especializan en nuestros hospitales a través del MIR; muchos o algunos de ellos, cansados, hartos de la precariedad que se ofrece por las autoridades de la sanidad pública emigran a otros países. En Europa, los llamados países de nuestro entorno, los médicos españoles están reconocidos social y económicamente. Atienden un número adecuado de pacientes y son respetados.

Consecuencia de ello es que, no quiero que parezcan mercancías pues son personas, exportamos médicos de alto nivel de formación e importamos médicos a los que hay que convalidar el título para su ejercicio en España. Esto parece no tener mucho sentido, lo lógico sería tratar bien a los que formamos, a los médicos españoles y que les resultase atractivo ejercer en España. Es la fuga de talentos».

Efectivamente, en cualquier país moderno, con líderes políticos adecuados y con autoestima democrática alta, el autoexilio de 20.000 médicos españoles, con formación vía MIR, sería un «mega escándalo» y motivaría alarma social. Nos «descapitalizamos» de profesionales altamente cualificados e importamos médicos sin una formación equivalente. A esto hay que añadir, que formar a cada médico que se va, no ha costado 300.000 euros.

¿Somos bobos, nos falta un oremus o tenemos una sobredosis de es-tupidez?
Conviene recordar a la ciudadanía, que la trayectoria profesional de un médico es un camino de esfuerzo y reciclaje continuo, desde el Mir hasta su jubilación.

Recordemos lo obvio: nota altísima para estudiar medicina, 6 años de carrera, un exigente examen MIR, superar la evaluación Mir, 4-6 años de especialidad, formación continuada acreditada toda tu vida, alto nivel de conocimientos y responsabilidad.

Trabajamos 48 horas semanales, incluyendo guardias obligatorias, que no computan para la jubilación. Sueldo base de unos 1.200 euros mensuales, hora de guardia entre 25-30 euros, paga extra jibarizada (40 %) desde el 2010 por el Zapaterazo, agravio que 12 años más tarde persiste (unos 16.000 euros expoliados), indemnización de residencia entre 92-110 euros al mes, que contrasta con la que reciben la élite política (18.000 euros año) y seguimos, paralización de la carrera profesional desde el 2017, que afecta a unos 1.500 médicos que no pueden acceder o subir de nivel de carrera, lo que les supone una merma retributiva de 3.000 euros anuales. Retribuciones más bajas que en el resto del Estado de los Mires, actividades que realizan los médicos de primaria que no son retribuidas, muy mejorables condiciones retributivas en las guardias localizadas y en el personal de 061, Suap, Pacs móviles, jefes de servicio y coordinadores de centros de salud y como guinda del pastel, del maltrato institucional, productividad variable anual, entre 60-250-500 euros.

El año pasado, incluyendo el plus COVID, ¡hubo una horquilla entre 700-2.200 euros, que cobraron los médicos de UCI! Muy lejos de la propuesta de Simebal, para todos los médicos esenciales y que habían estado en primera línea en el COVID, de 3000-6000 euros.

En años previos, algunos médicos de Atención Primaria y de hospitalaria, cobraron entre 100-200 euros de productividad anual, lejos de las comisiones que los políticos reciben por ir a «comisiones» perfectamente prescindibles.

Creo que por todo lo argumentado, es normal que los médicos cuestionemos la confianza con el Govern, lo que me extraña es que no hayamos perdido la paciencia.

Es normal que haya, entre el colectivo médico, un gran hartazgo e indignación que podría emerger en cualquier momento, a través de una confrontación autonómica o nacional. Motivos nos sobran.
Ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma

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