Esta Navidad la tecnología volverá a ser uno de los regalos deseados por los menores de la casa, la publicidad venderá los dispositivos tecnológicos como algo familiar; saldrán padres e hijos jugando juntos, divirtiéndose, disfrutando, etc. y muchos progenitores claudicarán ante la presión y la falsa expectativa de felicidad. Pero la realidad es que el menor utilizará las pantallas mayoritariamente en solitario o con otros jugadores en formato on line.
Un aspecto indiscutible de la tecnología es que su uso produce un aislamiento del entorno. Esta desconexión conlleva a una incomunicación con las personas que te rodean y un retraimiento de las relaciones. Al utilizarlas se genera tanta concentración que se deja de prestar atención a todo lo que pasa alrededor. Cuando su uso se concentra durante el ocio y tiempo libre se pueden ver afectados aquellos elementos reparadores y de crecimiento familiar que nos posibilita compartir el espacio sin obligaciones. El ocio deja de ser algo conjunto y se convierte en un tiempo de aislamiento individual. Todos sabemos cuánto cuesta separar a un menor del móvil, la tablet o la consola. Preferirá pasar su tiempo jugando que en cualquier otra actividad familiar, dado que la mayoría de ellas les parecerán aburridas en comparación con la sobreestimulación digital.
Por otra parte, diversos estudios alertan del peligro del uso de tecnologías en menores hasta 6 años, incluso si son educativas, ya que pueden generar condicionamientos en la forma de aprender y sobre todo generar una huella sobre las conexiones neuronales naturales que condicionan otras formas de asimilar información.
Es evidente que nos hemos adaptado a entretenernos a través de la tecnología. Este nuevo paradigma tecnológico nos obliga a planificar paradas digitales, donde la mente conecte de manera analógica con el entorno, con la naturaleza, con las personas, con los pensamientos, etc. conectar con las propias emociones y sentimientos sin necesidad de tecnología.
Si buscas compartir momentos divertidos en familia elige juegos analógicos donde es necesario que haya más de un participante, para los más pequeños no sustituyas los juegos tradicionales por aplicaciones tecnológicas, un puzle de madera, pintar con acuarelas, tocar un libro, jugar con un muñeco, etc. generará mayores estímulos positivos que hacerlo a través de una app en la pantalla.
Cuando pienses en regalar tecnología reflexiona que estás entregando un «aparato» que en gran medida favorecerá el individualismo, el aislamiento, la desconexión familiar e incluso las discusiones familiares por la dificultad de gestionar el tiempo de uso.
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