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Carta abierta a Adolfo Utor

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Me dirijo a usted con el mayor respeto y en reconocimiento a su destacada labor como presidente de la naviera española Baleària, que emplea a unos 2.500 trabajadores y factura más de 650 millones de euros al año. Conocida la decisión del ente autonómico Ports IB, dependiente de la Conselleria de la Mar i del Cicle de l'Aigua del Govern balear, de no acceder a su solicitud de operar la ruta entre Dénia y Sant Antoni de Portmany entre el 14 de junio y el 30 de septiembre, es decepcionante constatar que desde la Administración se frustra una conexión marítima, sin explicar los motivos que aconsejan tal negativa. No y punto. Impedir la reactivación de la ruta Dénia-Sant Antoni, con el pretexto de que la operativa en el puerto está restringida a buques de hasta 65 metros de eslora, cuando se admite que se ha encargado un informe de maniobrabilidad en el muelle de la estación marítima de Sant Antoni, demuestra hasta qué punto las autoridades están determinadas en mantener su política intervencionista en el transporte marítimo, sin más justificación que su libre albedrío. La restricción impuesta en la Bahía de Portmany en 2021 por el Govern de Francina Armengol, se antoja caprichosa y fue diseñada específicamente para impedir la llegada de buques con vehículos. Aquella medida ha sido perjudicial no sólo para Baleària, sino también para los ciudadanos que se ven privados de una conexión marítima eficiente y necesaria con la península.
2 SITUACIÓN DECEPCIONANTE
La situación es aún más decepcionante si tenemos en cuenta que otros barcos, bastante más contaminantes y menos eficientes energéticamente que el fast ferri Cecilia Payne, que su naviera propuso para navegar en menos de dos horas la ruta más corta entre Dénia e Ibiza, navegan y operan en los puertos del país y de Balears sin restricciones aparentes. Disculpe mi atrevimiento, porque mis conocimientos en materia de transporte marítimo son escasos y limitados a lo poco que puede saber cualquier usuario habitual, pero le animaría a considerar la posibilidad de operar un buque de menos de 65 metros de eslora. Sería la forma definitiva de poner en evidencia la arbitrariedad de esa restricción. Estoy convencido de que las autoridades pronto encontrarían otra excusa con la que evitar que vuelva el tráfico comercial a Sant Antoni. Que nadie se engañe. El puerto de Sant Antoni, siendo el más cercano a la península, es un enclave estratégico que debería estar abierto y operando en beneficio de todos, aunque sólo sea unos pocos meses al año, como plantea Baleària. En lugar de ello, se cercena la iniciativa privada y se dejan escapar valiosos recursos económicos y oportunidades debido a las presiones de ciertos grupos dispuestos a torpedear toda iniciativa que mejore la conectividad de la isla de Ibiza con el resto del mundo. En fin, Sr. Utor, espero que estas líneas sirvan para expresar mi solidaridad y una disculpa por decisiones arbitrarias de nuestros dirigentes políticos. Y también para animarle a seguir trabajando por prestar un servicio de transporte marítimo satisfactorio, eficiente y necesario para todos.

Atentamente.

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