Saltaron los plomos

Al gobierno de pícaros alumbrados le saltaron los plomos. Repelús Sánchez (lagarto, lagarto) aseguró que un apagón como el que se ha vivido en España era imposible. Y la experiencia con el mayor mentiroso del Reino empuja siempre a agarrarse los machos cuando anuncia algo.

La falta de información desde el gobierno fue clamorosa. Así actúa esta mafia de incapaces más allá de su propaganda ideológica al servicio de su puto amo. En Portugal trataron a sus ciudadanos como adultos y daban cuenta de lo que pasaba; en España lo de siempre: quédense en casa y no opinen.

Naturalmente no se les hacía demasiado caso. Los gatos madrileños, después de haber puesto a salvo a sus cachorros, se lanzaron al bar como si no hubiera un mañana. Estaban animadísimos, con más tapas cortesía de la casa que en Granada. Antes que tirar los boquerones o la tortilla, se regalaban a los clientes que pensaban, que si venía el fin del mundo, que los encontrase bailando, bebiendo, besando. En los supermercados se agotaba antes la cerveza que el papel higiénico, lo cual supone una mejora de costumbres apocalípticas respecto a la pandemia.

El pueblo es mucho mejor que sus gobernantes, eso se veía con coches compartidos con viajeros espontáneos, en los colegios que protegían a los niños hasta la llegada tardía de sus padres, en los que salían a ordenar el caos de tráfico y los que ayudaban a los encerrados claustrofóbicamente en un ascensor. Incluso había patrullas ciudadanas para evitar pillajes, pues, como en Valencia, los criados de su puto amo tampoco querían movilizar al Ejército.

Este gobierno es un zombie que solo desea contagiar su memez al pueblo. Pero el pueblo está vivo y muy harto de tanto cretino en el poder.