Me dice Toni Torres Font que en Ebusus ya no hay suisé ni palo con ginebra. ¡Eso es un dramático apagón de buenas costumbres! Y recuerdo a Juanito de Ebusus, magnífico cocinero y excelso barman, que me enseñó a preparar el palo con ginebra, con algo de limón y unas gotas de angostura. Y a Bartolo del Coto de Portmany (¡querida mala pécora!) que a veces me regañaba cuando superaba la dosis por él permitida de ese Ricard que en alquimia amorosa se torna vía láctea al agregar un chorrito de agua.
Esas buenas costumbres dipsómanas le permiten a uno encontrar su nirvana particular a más velocidad que la clase de cualquier yogui que todavía no se ha enterado de la sagrada fórmula sánscrita: ¡Yoga es Bhoga! Tiene razón Juan Carlos Rodríguez Tur cuando afirma que si quieres una experiencia mística hay que subir a Can Xicu y ponerse en manos de Tita. Ella es una al.lota bellísima y temperamental que bien pudiera haber capitaneado un jabeque corsario y hacer desfilar por la plancha a cualquier rebelde amotinado. Y a la vista de Mariano Villangómez y con la bendición del padre Álvaro, prepara un gintonic de Xoriguer que permite acariciar las nubes de Balanzat o fundirse con la puesta de sol.
Afortunadamente en la cena del Club Náutico de San Antonio el alcohol corría alegremente, que por algo se ganó la guerra al pirata berberisco. Y un curtido marino me dio la explicación del apagón nacional: Si Repelús (el puto amo, entiéndase) se fue cinco días de retiro por las investigaciones a Begoña, cuando saltó la noticia de que procesaban a su hermanísimo ordenó a sus lacayos apagar el interruptor. ¡Rien ne va plus en la ruleta del poder!