Desde que una lancha terrorista suicida casi hunde al destructor USS Cole en el puerto de Adén, año 2000, no se permite el mínimo acercamiento de navegantes curiosos a los buques de guerra yanquis más allá del perímetro de seguridad. Y posiblemente tampoco lo permiten los que ondean otra bandera. Aún recuerdo cómo estuve a punto de ser ametrallado por una fragata de la marina keniata, fondeada en un canal de la isla de Lamu, la cual quise abordar con la sana intención de invitar a almorzar al capitán.
Eran los tiempos de una gran movilización internacional contra los audaces y crueles piratas somalíes. Cuando la fragata observó que nuestro velocísimo dhow (el llaud de las aguas índicas) se acercaba demasiado, nos juzgó como una panda de piratas – lo cierto es que íbamos vestidos ad hoc, medio desnudos con pareos de vivos colores, botella de ron de Barbados a mano y empuñando machetes con los que habíamos troceado poco antes unos suculentos atunes de aleta amarilla—; fue entonces cuando vimos correr como gamos a unos marineros uniformados hasta un cañón ligero, quitar la lona protectora y apuntarnos directamente. Por supuesto que la inmediata trasluchada que hizo nuestro dhow casi me hace caer por la borda.
Sin embargo en Mallorca algunos se asombran de que el portaviones nuclear Gerald Ford, fondeado en la Bahía de Palma, lance aviso a los curiosos: «Están en entrando en área restringida. Se les ordena que abandonen la zona. Si no acatan la orden EEUU podría tomar medidas defensivas y su buque sufrir daños». Y claro, ahí no hay guapo que avance más por mucha soberanía que alegue. A mí en África no me alertaron con tales eufemismos.
Q un buque militar esté en alerta en sus aguas territoriales q además era zona de conflicto se entiende.. q un buque de EEUU anclado en aguas españolas, en un puerto español! ( sin conflicto militar alguno ) se permita amenazar al q se le acerca es intolerable.