La mágica Nit de Sant Joan iluminó el municipio de Sant Antoni con diferentes celebraciones que combinaron el espíritu festivo con la defensa del territorio y la cultura. La fiesta principal tuvo lugar en Sant Rafel, que acogió por segunda vez esta cita organizada por el Institut d’Estudis Eivissencs (IEE), convertida en una auténtica reivindicación simbólica del alma ibicenca.
A medida que caía la tarde y el intenso calor iba amainando, el pueblo se fue llenando de vida con talleres infantiles, un espacio para aprender a preparar hierbas ibicencas y actividades para todos los públicos. La plaza se convirtió en un punto de encuentro entre generaciones, mientras se cocinaban los tradicionales macarrones de Sant Joan y se preparaban los últimos detalles de las actuaciones. Hubo una impresionante exhibición de castells a cargo de la colla de Boixos i Boixes, seguida de una muestra de ball pagès protagonizada por la colla de Sant Rafel. También sonaron las nuevas canciones del cantante Juanjele, que puso voz y ritmo a una velada donde la tradición y la creación contemporánea caminaron de la mano.
Uno de los momentos más destacados fue la lectura del manifiesto, una pieza encendida que recordó que esta fiesta, en su 55ª edición de la celebración del IEE, nació un miércoles de 1971 con la voluntad de mantener viva la llama de la cultura popular. Este año, el homenaje fue para Joan Marí Cardona, del que se cumplen cien años de su nacimiento. El pregón lo definió como un «rafaler a quien nuestra cultura no podrá estar nunca lo suficientemente agradecida», y evocó su labor incansable por difundir el conocimiento y el amor por la cultura y la tradición de estas islas.
Entre fuegos y palabras, también hubo espacio para la crítica: el manifiesto denunció la sobreexplotación turística, la degradación del territorio y la deriva cultural, apelando a un necesario cambio de modelo y a una firme defensa de la lengua catalana. Pero, como recordó el pregonero, «hoy no es solo día de reivindicaciones, sino también de fiesta y de ilusiones renovadas», citando incluso el romancero popular que recuerda que en Sant Joan celebran «els cristians i els moros de moreria».
La noche culminó con el tradicional correfoc a cargo del grupo Es Mals Esperits, que desplegó su energía ancestral entre chispas, tambores y humo, seguido por el encendido de los foguerons, símbolo de renovación, en un ambiente cargado de emoción y mística. Entre música y fuego, se sintió una comunión especial con el entorno y con los ciclos antiguos que aún laten en la isla.
Pero la magia no se quedó solo en Sant Rafel. En Can Bonet, la alegría se desató desde la tarde con castillos hinchables y una fiesta de la espuma para los más pequeños. Luego llegó la música del DJ Jdejhou, el concurso de macarrones y una singular competición de ucs —ese grito ancestral tan nuestro—, que arrancó risas y complicidades entre los vecinos. El fogueró, encendido cerca de la medianoche, fue el broche perfecto para una celebración sencilla pero muy viva, organizada por la Asociación de Vecinos con el apoyo del Ayuntamiento y varias entidades.
En Forada, la Asociación de Vecinos de Buscastell también organizó una velada con sabor local: taller de hierbas, torrada, música y un fogueró que se encendió ya entrada la noche, en un ambiente sereno y comunitario.
Desde el Ayuntamiento de Sant Antoni se animó a vivir la noche «con responsabilidad», recordando la importancia de disfrutar con seguridad. Para ello, la concejalía de Seguridad Ciudadana activó un dispositivo especial con la participación de la Policía Local y Protección Civil.
Así, entre palabras, música, fuego y raíces, Sant Antoni celebró una Nit de Sant Joan que fue tan mágica como combativa, tan festiva como consciente. Una noche para quemar lo viejo, desear lo nuevo y recordar, como decía el propio pregón, que «festa i reivindicació poden anar de la mà».
Enhorabuena al IEE por la celebración adecuada a las tradiciones ibicencas. Y a la asociación de vecinos de Can Bonet....pues que dejen de organizar ese bodrio infumable.