La versión ibicenca del conocido festival Sonorama contará el sábado con un cantante de excepción: Carlos Ares. El gallego (A Coruña, 1997) forma parte del cartel de esta quinta edición del ‘Sonorama Goes to Ibiza’. Travis Birds, Ani Queen o Gara Durán, entre muchos otros, harán las delicias de los asistentes al festival en el que también habrá sello local con Billy Flamingos, Morning Drivers y Stone Corners.
—Ibiza ha vivido una semana complicada, así que escuchar su música será una buena oportunidad para relajarse y disfrutar.
—Sí, afronto el concierto con motivación y ganas de hacer un buen trabajo. He estado desconectado en la montaña, pero sé que ha sido una situación complicada en la isla, así que intentaremos compartir buena energía y un buen rato con la gente que venga a despejarse y a pasarlo bien. Es la primera vez que actúo en Baleares.
—Llama la atención que no hubiera actuado antes en las islas con una larga trayectoria como la suya.
—En realidad, de gira llevamos dos años o tres. Tampoco hemos tenido mucha oportunidad. Somos un equipo grande y nunca quiero prescindir de mis músicos y, a veces, para moverlos a todos es un galimatías. La logística es compleja y teníamos que aguantarnos las ganas.
—Uno de sus últimos trabajos se titula ‘Peregrino’, un nombre que recuerda mucho a su tierra.
—Lo elegí por muchos motivos. Este disco tardó mucho en llegar porque ya llevaba diez años en la música, pero tenía que encontrar mi sonido, mi dirección artística ideal. Entonces, al final fue un peregrinaje artístico para mí. Como persona, además, he evolucionado mucho con el paso de los años. Me paré a pensar y vi que lo natural es ir convirtiéndose en una persona diferente a medida que vas aprendiendo cosas. Un poco ese era el resumen del camino hasta el punto en el que estaba. Creí que reflejaba bien mi vida o mi historia, lejos de tener relación con el camino de Santiago, aunque lo de los peregrinos es muy gallego.
—Ahora presenta ‘En la boca del lobo’, con conciertos para el 2026 ya agotados.
—Viene una etapa muy bonita que es la gira de salas, ecosistemas diferentes a los festivales. Vienen a vernos expresamente a nosotros. En los festivales, a veces, puedes encontrar un ambiente hostil porque puede ser que muchas personas no acudan para verte a ti. En las salas, la gente quiere vernos y participar y estamos muy ilusionados porque de 16 salas, sólo nos quedan tres para agotar entradas.
—¿A qué le canta Carlos Ares?
—A muchas cosas: al amor libre, al amor fraternal, al egocentrismo o a la soledad de ser hijo único. A cosas tan sencillas como un viaje bonito hecho con amigos. A muchas cosas, pero todas experiencias que he vivido y que se me da bien transcribir.
—¿Por qué ese título de ‘En la boca del lobo’?
—Hace alusión al miedo que sentía por una serie de cambios en mi vida y si seguía por el camino de exponerme y ser un personaje público porque conlleva una serie de cosas y era aterrador para mí. Al final, podía haberlo dejado y estudiar una carrera. Era esa contradicción: caminar hacia un lugar que me daba miedo, pero que me generaba curiosidad. El matiz más oscuro de este disco tiene que ver con esa sensación de incertidumbre y nebulosa, también la creatividad del álbum.
—Viaja a Ibiza con su banda al completo.
—Sí, voy con todo. Con el ‘full equip’. Seremos en total siete músicos en el escenario, más el resto del equipo técnico.
—¿Qué diría a los fans de Ibiza de cara al concierto del sábado?
—No reflexionamos mucho sobre el tipo de público que vamos a encontrar. El año pasado tocamos en muchos pueblos muy remotos y con todo tipo de gente. Confiamos en que llevamos un espectáculo entretenido al que cualquier persona se puede unir. Me gusta la música electrónica que puede sonar en Ibiza y, de hecho, la fusiono en ocasiones en mis canciones. Al público de Ibiza le diría que estoy en el momento más dulce y divertido de mi carrera y esa energía la quiero aprovechar. Valoro este momento que me está tocando vivir y en compañía de esta gente, buenos amigos y músicos. He dado con la tecla y seguramente me verán satisfecho y feliz. Así que invito a la gente de Ibiza a contagiarse también.