El panorama vitivinícola ibicenco continúa su evolución y desarrollo. La última novedad la ha aportado el nacimiento de la'Bodega Can Rich de Buscastells', que a principios de este mes recogió su primera cosecha con la que a principios de 2001 aparecerá en el mercado con un rosado y un tinto jóvenes correspondientes a la añada de 2000.
En total, Can Rich dispone de 22 hectáreas de terreno, 18 dedicadas a viñedos, con parras muy jóvenes del 98 y 99 en las variedades cabernet sauvignon, merlot, tempranillo y la autóctona monastrell en tinto y rosado; y la chardonay, xarel-lo y malvasía en blanco, con las que según Antonio Costa, accionista y encargado de la bodega, se pretende «a largo plazo elaborar hasta ocho clases de vino diferentes con distintos copajes y texturas».
Para ello, este nuevo centro de producción de vino que comenzó su andadura hace dos años con la construcción de las instalaciones y la plantación de las primeras cepas, se encuentra en plena fase de experimentación «con muchas variedades y en pocas cantidades», comentó Costa, con las que se pretende conseguir vinos jóvenes, y caldos más elaborados como los crianzas y reservas, «que tendrán como cimiento a los primeros vinos jóvenes que saldrán a la luz en año que viene». Pero no será hasta el tercer o cuarto año cuando se empiecen a ver los primeros resultados y se definan las características y personalidad de los mismos.
De momento, la primera añada recogida hace veinte días, a pesar de haberse mermado la producción en un 50 por ciento, presenta una calidad «buenísima y con buenas espectativas».