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La fiesta de todos los ibicencos

El Recinto Ferial acoge la celebración más popular en la Nochevieja que supuso la llegada del nuevo año, siglo y milenio

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El Recinto Ferial se convirtió en el lugar donde se celebró la fiesta de todos los ibicencos para recibir el nuevo milenio. Desde las once y media de la noche del 31 de diciembre las puertas quedaron abiertas. Sin embargo, hasta las 2 de la mañana del nuevo año el Recinto Ferial no presentó una cara festiva plenamente. A esa hora se registró el momento en el que más gente hubo, hecho que se prolongó hasta aproximadamente las cuatro.

A partir de ese momento la gente más mayor comenzó a retirarse y el auditorio que permaneció en estas instalaciones presentaba una edad más joven. Y es que la orquesta «La Metro», que amenizó la llegada de 2001 a los asistentes una vez finalizadas las campanadas, ofreció un repertorio para todos los gustos y edades. Al concluir su actuación el relevo lo tomó el dj David Moreno que sintonizó mejor con los jóvenes.

La fiesta ,organizada por el Ayuntamiento, nació con la pretensión de que los ibicencos tuvieran un sitio en el que manifestar su alegría por la llegada del nuevo milenio sin tener por ello que desembolsar nada. De ahí que el Recinto Ferial se convirtiera en el lugar donde hubo una mayor respuesta de público. En el interior se instaló, además de las pertinentes barras, un servicio de guardarropa por el que había que pagar 200 pesetas. La decoración se compuso a base de luces y el escenario presidió el centro de atención. Alguno de los asistentes echó de menos más motivos que recordaran la llegada del nuevo milenio, tales como números indicativos del año recién estrenado: 2001.

Fue una fiesta para los que no querían continuar con la celebración en casa o para los que el importe que exigían las discotecas a le entrada era desproporcionado. El objetivo se cumplió. La gente se lo pasó bien en compañía de sus amigos y allegados. Así lo demostraron moviendo el esqueleto y los innumerables brindis. Era una noche en la que había que desbordar la euforia contenida el resto del año. En esta edición existía un pretexto mayor, ya que no siempre se cambia de siglo, milenio y año a la vez.

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